En la residencia de los Gabaldón, Jaime fue abriendo los ojos poco a poco. Su rápida capacidad de recuperación, combinada con la píldora que le dio Fernando, había permitido que todas sus heridas se cerraran.

Contemplando la lujosa habitación y la mullida cama en la que estaba tumbado, frunció un poco las cejas.

Lo último que recordaba era haber perdido el conocimiento en la arena de artes marciales. Por lo tanto, no tenía ni idea de lo que había pasado después y, naturalmente, no sabía dónde estaba.

Al levantarse, se dio cuenta de que estaba desnudo. Sin embargo, enseguida se dio cuenta de que había ropa nueva junto a la cama.

Después de ponérsela, quiso averiguar dónde estaba.

En ese momento, Astrid abrió la puerta y entró con un plato de sopa caliente.

La visión del despierto Jaime la tomó por sorpresa.

—¡Estás despierto!

Con los ojos casi saliéndosele de las órbitas, la cara de Astrid mostraba incredulidad.

Le parecía increíble que Jaime pudiera recuperarse y recobrar el conocimiento en dos días, después de las heridas debilitantes que había sufrido.

—¿Señora Gabaldón? —Jaime también se sorprendió al ver a Astrid—. ¿Qué es este lugar?

—La residencia Gabaldón, por supuesto. ¿Dónde más crees que estás? —respondió Astrid mientras dejaba la sopa sobre la mesa.

—¿La residencia Gabaldón? ¿Por qué estoy aquí?

porque no tenía ninguna relación ni nada que

«¿Cómo he acabado aquí?».

Astrid le relató todo lo sucedido tras

idea de que podría haber muerto entonces de no ser por Fernando hizo que a Jaime le recorriera un escalofrío por la

los cuidados que me ha

la Alianza de Guerreros son demasiado despreciables. ¿Por qué no bebes esa nutritiva sopa mientras informo a mi

se apresuró a salir de

la tomó de un trago y al

sopa había sido preparada con ginseng de más de un milenio de antigüedad y se le habían añadido muchas otras hierbas medicinales valiosas. De lo

la familia Gabaldón. Independientemente de sus intenciones, les debía la vida y

entró en la habitación y fue saludado de inmediato

Gabaldón, gracias por salvarme

sido para tanto. Además, hace mucho tiempo que estoy molesto con la Alianza de Guerreros —contestó rotundamente

«¿Cómo he ocobodo oquí?».

Astrid le relotó todo lo

de que podrío hober muerto entonces de no ser por Fernondo hizo que o Joime le

grocios por los cuidodos que me ho

necesorios los grocios. Los occiones de lo Alionzo de Guerreros son demosiodo despreciobles. ¿Por qué no bebes eso nutritivo sopo mientros informo o mi podre de

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lo tomó de un trogo y ol instonte

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