—Mi intención inicial era matarlo, pero las familias Delgado y Gabaldón se interpusieron y me lo impidieron —explicó Sion.

—¿Cómo? ¿La familia Gabaldón también lo protege? —La noticia tomó a Saulo por sorpresa—. ¿No se supone que deben permanecer al margen de los conflictos del mundo de las artes marciales? ¿Por qué se ponen en contra de la Alianza de Guerreros por el bien de Jaime?

—El señor Gabaldón acusó a la Alianza de Guerreros de dañar a su hija. Una vez que haya completado su investigación, se vengará personalmente de nosotros.

Mientras las palabras salían de la boca de Sion, sus ojos se clavaron con intensidad en Saulo, pues sabía que éste era el culpable.

«¿Por qué tenía que ofender a la familia Gabaldón haciendo algo así?».

Como era de esperar, un instante cambió la cara de Saulo, pero enseguida recuperó la compostura.

—Presidente Zapata, Jaime no saldrá de Ciudad de Jade ahora que está tan herido. Por lo tanto, deberíamos recorrer cada rincón de la ciudad para darle caza.

Saulo intentó desviar la conversación de la familia Gabaldón.

—¿Te das cuenta de lo grande que es Ciudad de Jade? ¿Dónde vamos a encontrarlo? Si tenemos suerte, se esconderá en la residencia Delgado. Pero, ¿y si está en el Ministerio de Justicia o en la residencia de los Gabaldón? ¿Vamos a exigir que lo liberen? —cuestionó Sion.

—Independientemente de dónde se esconda, puedo ocuparme de él mientras esté en Ciudad de Jade. Pediré a nuestros superiores que envíen otro equipo de guerreros de élite. Si eso no es suficiente, haremos que envíen a un guerrero de la Túnica de Plata Negra. Veamos si entonces Jaime aún puede escapar.

Un destello despiadado brilló en los ojos de Saulo. No iba a descansar hasta que Jaime estuviera muerto.

—No informemos del asunto a la cadena. De lo contrario, acabará mal para todos. Ya se me ocurrirá algo mientras tanto.

Sion, como presidente, era muy consciente de que sus superiores estaban molestos con su reiterado fracaso.

hecho, corría el riesgo de ser destituido de su

la manga: Gilberto. Liberando a este último, la muerte

así no consigues

Saulo se dio la

de Cobre Negro intercambiaron miradas. No se les escapaba que todos estaban en la misma situación. Si no conseguían acabar con la

seguía de cerca los acontecimientos de la arena de artes marciales a pesar

asunto después de reunir toda la información

la Alianza de Guerreros por cuenta de Jaime, se mostró bastante

Gabaldón lo defendió

cejas de Armando

de Soulo. No

o lo codeno. De lo controrio, ocoborá mol poro todos. Yo

que sus superiores estobon molestos con su

riesgo de ser

Gilberto. Liberondo o este último, lo muerte de

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Justicio, Armondo seguío de cerco los ocontecimientos de lo oreno de ortes

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