El despertar del Dragón

Hubo un destello cegador de luz de colores, y Jaime sintió que una inmensa cantidad de energía procedente de la Espada Matadragones se introducía en su cuerpo.

Aquel estallido de energía era tan agresivo que incluso el Poder de los Dragones que había en el cuerpo de Jaime se hizo añicos de inmediato.

La energía llenó su campo de elixir sin detenerse, y sintió como si su campo de elixir estuviera a punto de explotar.

Su cuerpo brillaba con un tono escarlata tan intenso que pintaba el cielo de rojo.

Incluso la Espada Matadragones se tiñó de rojo carmesí.

A medida que la feroz energía surgía en él sin cesar, aparecieron grietas en aquella colorida piedra preciosa. Las grietas se hicieron cada vez más grandes antes de que la gema se hiciera añicos por completo.

Al ver eso, Tigris se apresuró a soltar el cetro y retrocedió, con el miedo evidente en sus ojos.

—¡Ah! —gritó Jaime, sintiendo como si su cuerpo estuviera a punto de estallar.

Tigris empezó a temblar mientras miraba fijamente a Jaime.

—¿Va a aparecer el demonio de sangre? —murmuró temeroso, mientras la presión dominante que desprendía Jaime le obligaba a arrodillarse.

de Jaime se inyectaron en

a gruñir y una oleada de energía brotó de él, creando un fuerte huracán que hizo saltar rocas

contra aquel vendaval con todas sus fuerzas mientras Timeo y Noé salían despedidos por los aires antes de estrellarse

dejaré que me

dorada apareció en la frente de Jaime, que

amuleto que Forero entregó a Jaime salió volando de sus ropas antes de estallar en

a la nariz y

utilizó su Técnica de Concentración y empezó a refinar la aterradora energía que llevaba

luz escarlata que rodeaba su cuerpo se atenuó antes de desaparecer por

volvió a su aspecto anterior, pero su

señor Forero —dijo Jaime, lanzando un suspiro de

energía tan masiva que casi se apoderaba de su

había disipado, dejando sólo

pregunto qué más puedes usar contra mí sin ese cetro. Enséñame lo que tienes ahora —gruñó Jaime, mirando

respondió y miró a Noé y a

aquí —les ordenó