A la mañana siguiente, Jaime se sentía mucho mejor, ya que tenía un físico fuerte.

Mientras tanto, Álvaro se apresuró a llegar a la residencia de los Duval con varias píldoras y hierbas.

Había estado ansioso por conocer las heridas de Jaime y acudió él mismo con la medicación.

—Mi señor, ¿se encuentra bien? —preguntó preocupado tras ver a Jaime.

—Estoy bien —Jaime negó con la cabeza—. ¿Trajiste las hierbas medicinales que necesito?

—Sí. También traje unas pastillas. —Álvaro mostró a Jaime las pastillas y hierbas medicinales que había traído.

Jaime lo recogió todo y llamó a la puerta de la habitación contigua a la suya.

Hada abrió la puerta. Después de atender sus heridas durante una noche, tenía mucho mejor aspecto. Sin embargo, su aura seguía inestable.

Ver a Jaime como si ni siquiera se hubiera hecho daño tomó a Hada desprevenida.

«Sólo ha pasado una noche. ¿Cómo se ha curado Jaime tan rápido si aquí falta energía espiritual?».

—¿Estás bien? —preguntó Jaime.

un gesto tranquilizador

—Estoy bien.

que pueden ayudarte a recuperarte —dijo Jaime mientras le entregaba las píldoras y hierbas

vistazo a lo que le daba. Sabía que valían

Confundida, preguntó:

—¿Por qué me ayudas?

y ella no eran parientes y no se conocían de antes. Por lo tanto, no tenía ni idea de por qué

tengo segundas intenciones. Puedes irte cuando te recuperes del todo —le explicó Jaime, preocupado de que ella

no supo qué responder. Al final, sólo pudo decir—:

daba la vuelta para marcharse. Al fin y al cabo, no había ayudado a Hada para que

su cuerpo herido de vuelta al Palacio de la

en cólera al enterarse de que su hija había desaparecido. Romina

valor de hacerle daño a mi hija? —exclamó Santiago en

Higareda, no creo que sean del reino mundano. A juzgar por su fuerza, deberían ser del

podría ser? ¿Por qué iban a atacarnos?

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