Cuando Jaime llegó a la residencia de los Gabaldón, Fernando lo recibió con respeto. Incluso trató con sumo cuidado a Evangelina, que permaneció callada en todo momento.

Astrid se sintió confusa al ver a su padre actuar así, incapaz de comprender qué se había apoderado de él.

—Por favor, siéntese, señor Casas…

Fernando dejó que Jaime tomara asiento, el que estaba designado para el señor de la casa. Aunque al principio Jaime quiso rechazarlo, vio que Fernando ya se había sentado a un lado.

Sin más remedio, Jaime sólo pudo tomar asiento mientras Evangelina permanecía a su lado inmóvil.

—¿Por qué me buscaba, señor Gabaldón? —preguntó Jaime.

Fernando miró a Astrid.

—Sal un rato, Astrid.

¿qué es lo que se supone que no debo

lo digo. ¿Por qué haces tantas preguntas? —Una

al ver aquello. Con un gesto casual de la mano, Fernando los rodeó con magia de

Fernando, Jaime tuvo la sensación de

un cambio drástico se va a producir pronto en el mundo de las artes marciales. Si en verdad se trata de un renacimiento de la energía espiritual, los ocho reinos secretos se derrumbarán. Por lo tanto, las sectas

de Fernando en un

que practicaban el cultivo de la energía espiritual regresarían al reino mundano, introduciendo el

con el mundo de las

de las artes

significará que el mundo de las artes marciales también

Fernando sonrió.

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