—Señorita, parece que es el destino que nos encontremos hoy aquí. ¿Intercambiamos números?

El calvo estaba seguro de que su táctica había funcionado cuando vio que Lilia lo miraba.

Lo único que quería era que al menos una mujer le respondiera. Así, el calvo puso toda su atención en Lilia.

—Sí, creo que en efecto es el destino, buen señor —dijo Lilia mientras un destello brillaba en sus ojos.

La forma en que le había llamado «buen señor» hizo que un agradable escalofrío recorriera la espina dorsal del calvo. Por un momento, se sintió como si hubiera ascendido a los cielos.

Lilia supo que había llegado el momento oportuno al ver la expresión del calvo. De ahí que continuara:

—¿Por qué no haces una ronda de baile para animarnos?

—Claro, claro.

El calvo miraba aturdido a Lilia, casi babeando. Estaba tan encaprichado que haría cualquier cosa que Lilia le pidiera.

Así, el calvo empezó a balancear su corpulento cuerpo en el avión.

la gente se riera divertida. Sin embargo, el calvo los ignoraba y solo tenía

qué no haces también

ropa. Sólo cuando se quedó en ropa

las caderas, todos

y

bofetadas, pronto se le hinchó la cara. En ese momento, los espectadores se

momento, un hombre inexpresivo con gafas de sol se las quitó, y su fría mirada se

giró la cabeza hacia

cuando Lilia se giró en su dirección. En ese momento, Lilia se

estas damas fueran tan impresionantes. Me gustaría ver cómo

seguía descansando con los ojos

vuelo, el avión aterrizó en

no había aeropuerto allí, pero a medida que prosperaban los negocios comerciales y aumentaba

bajaron del avión, fueron recibidos

cuanto los pasajeros

año, la temperatura de la Isla Oso de Hielo oscilaba entre los veinte y los treinta grados bajo cero, por

demás iban vestidos con ropas finas, pero para alguien con sus capacidades, el frío no suponía ningún

un hombre bajito

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