—Buen viaje, Jaime —dijo Ramón con una sonrisa.

—Señor Casas, esta vez lo tiene difícil. Estas chicas no van a ser fáciles de tratar —se burló Francisco, sonriendo de oreja a oreja.

Jaime le dedicó una sonrisa irónica antes de dirigir al grupo para subir al avión.

La atención de todos fue atraída de inmediato cuando las damas, Isabel, Evangelina, Cecilia, Moly, Magnolia, Lilia y René, subieron al avión con Jaime.

Después de todo, las ocho damas eran encantadoras y hermosas por derecho propio. La belleza surrealista de Cecilia, en especial, así como el encanto de Magnolia y Lilia, atraían las miradas de los hombres del avión.

Sin embargo, las damas no se inmutaban ante las miradas de los hombres mientras charlaban contentas entre ellas.

Jaime estaba sentado al lado de Forero, y en cuanto entraron en el avión, Forero empezó a suspirar.

—¿Qué ocurre, señor Forero? —preguntó Jaime confundido.

—Jaime, no quiero escuchar comentarios tuyos cuando busque mujeres en el futuro. ¡No te corresponde ridiculizarme cuando tienes tantas damas a tu servicio! Mira lo guapas y destacadas que son. ¿Por qué no encuentro a nadie que sea como ellas? —murmuró Forero mientras miraba celoso a Jaime.

y no sabía cómo responder a

Sin embargo, Colín intervino:

conseguiremos algunas

lo que Forero quería

quiero escuchar

claro —Jaime soltó una risita y

se les pasó la emoción

la voz de una azafata llegó desde

avión está en estos momentos en el aire.

cansadísimo. Deje de meter las narices en

empujó entonces a la azafata, que estuvo a punto de caerse por

al calvo. Pero ninguno se atrevió a decir nada al ver la

una rosa que

alcanzó a las ocho damas, comenzó a estudiarlas con ojos

notar su mirada, las ocho damas fruncieron el ceño y en sus rostros aparecieron miradas

alguien está mirando a tus damas —dijo Forero dando un codazo a Jaime, que aún tenía los

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