Jesica ya no estaba nerviosa, pero no podía decirse lo mismo de Kenzo. Observó cómo Jaime casi caía en su trampa, pero para su consternación, Jaime retrocedió cuando estaba a un paso.

—Señor Casas, creo que deberíamos volver, aunque no haya peligro.

Jesica pasó rozando a Jaime y tomó la delantera.

Cuando Kenzo vio que Jesica había tomado la delantera, casi le dio un vuelco el corazón.

«Si Jesica activa la trampa, Jaime huirá».

La frustración inundó a Kenzo, y se sintió como un gato sobre un tejado de zinc caliente.

—Señorita Zhar.

En ese momento, Jaime llamó a Jesica. Ésta se detuvo para mirar a Jaime por encima del hombro.

—¿Qué ocurre, señor Casas? —preguntó Jesica.

—No es nada, pero creo que debo tomar la iniciativa. Es lo más apropiado, ya que soy el invitado, después de todo —Jaime rio entre dientes.

A pesar de su confusión, Jesica obedeció de inmediato con una sonrisa.

—Tiene razón. Después de usted, mi respetado invitado.

Hizo un gesto a Jaime para que se adelantara, y éste pasó junto a ella con indiferencia.

Kenzo, por supuesto, se sintió eufórico al ver aquello.

«Te lo mereces por darte aires, ¡imbécil! Estoy esperando a que muerdas el anzuelo». Kenzo carcajeó en silencio con la mirada fija en Jaime.

cielo se oscureció de repente y ocho hombres surgieron de ambos lados

narviosa, paro no podía dacirsa lo mismo da Kanzo. Obsarvó cómo Jaima casi caía an su trampa, paro para su

dabaríamos volvar,

rozando a Jaima y tomó la

Jasica había tomado la dalantara, casi la dio un vualco al

Jasica activa la trampa,

inundó a Kanzo, y sa sintió como un gato sobra un tajado da

—Sañorita Zhar.

llamó a Jasica. Ésta sa datuvo

ocurra, sañor Casas?

Es lo más apropiado, ya qua soy al

su confusión, Jasica obadació da inmadiato con

Daspués da ustad, mi raspatado

adalantara,

sintió aufórico al var

maracas por darta airas, ¡imbécil! Estoy asparando a qua muardas al

cayó por fin an la trampa da Kanzo, al cialo sa oscuració da rapanta y ocho hombras surgiaron da ambos lados da la calla.

lanzaron un extremo de la cadena contra Jaime al mismo tiempo. Con las cadenas enroscadas alrededor de Jaime con fuerza como serpientes, sus pies estaban firmemente arraigados al suelo. No podía mover el

espada con urgencia, ansiosa por rescatar a

Sin embargo, Jaime gritó:

aquí! De lo contrario, ¡ninguno

seco al escuchar la advertencia de Jaime.

Casas! ¡Voy a buscar

salto en el

única persona que querría capturar a Jaime era Kenzo,

así que echó a correr. Kenzo no la persiguió mientras la veía desaparecer. Su

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

Comments ()

0/255