Los ojos de Hugo brillaron.

—¿Lo dices en serio, Jaime?

Jaime asintió.

—Por supuesto. Me gustaría ver hasta qué punto los supuestos maestros de la deducción como tú han cultivado su energía mental.

—Muy bien. Te tomo la palabra…

Al final de su frase, Hugo recordó a Fénix y cerró los ojos. Después, sacó guijarros negros de su bolsillo y los esparció por el suelo.

—Está haciendo trampa, Jaime. Está usando los guijarros del suelo para designar una zona y así poder ampliar su rango de deducción —le informó Forero a Jaime.

Hugo sólo necesitaba meter la mano en los guijarros que dejaba caer y así percibir su entorno a través de ellos.

Era un método astuto, pero como la información se transmitía a través de los guijarros, no siempre era fiable.

Jaime soltó una risita indiferente.

—Que haga trampas. Veremos de lo que es capaz…

Confiaba plenamente en su energía mental. Además, su comprensión de la Ley Celestial era escasa.

de la Ley Celestial a través de una confrontación

cerró los ojos, y ondas de inmensa energía mental comenzaron a

derramaba,

eran un buen indicador de dónde había llegado la percepción

vio envuelto por aquella tremenda energía mental y sintió como

sin un

siquiera el cielo y la tierra se distinguían de la vasta extensión blanca, lo que hizo que Jaime se sintiera

la gente se sentiría aterrorizada y angustiada en

embargo, Jaime mantuvo la calma. Esperó en silencio el

circundante comenzó a disiparse. La tierra

alrededor. Incluso había vastas tierras de labranza

—¡Jaime!

—¿Cuándo has vuelto, chiquillo?

—¡Cuánto has crecido!

saludaron a Jaime

muy familiares, Jaime no recordaba dónde los había

hablando,

familiar llegó

tenía la cabeza llena de pelo negro. Con herramientas en las manos, se disponía a trabajar

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