Los demás también hicieron una mueca al ver al hombre de Túnica de Oro Negro, que acababa de entrar en acción. Al principio, las habilidades de todos eran más o menos iguales, pero la repentina aparición de un Santo de las Artes Marciales rompió ese equilibrio.

Mientras tanto, José observó con cautela a Saulo, y luego desvió la mirada hacia los cuatro hombres de Túnica de Oro Negro que estaban detrás de él. Como sus auras estaban ocultas, José no podía estar seguro de si los cuatro eran Santos de las Artes Marciales.

«Si todos son Santos de las Artes Marciales, no tendremos más remedio que rendirnos, ya que su presencia nos hará irrelevantes».

—¿Quién eres exactamente? —preguntó José a Saulo con el ceño fruncido.

—Ya te lo he dicho. Sólo creo que están siendo injustos. ¿Por qué deberían de ser los únicos autorizados a entrar en las antiguas ruinas? Estas ruinas no pertenecen a tu familia. Si van a entrar, todo el mundo debería poder entrar también. ¿Están todos de acuerdo conmigo? —preguntó Saulo, volviéndose hacia los miembros de las otras familias.

—Así es. ¿Quiénes son ustedes para monopolizar las ruinas antiguas?

—Si vamos a entrar, deberíamos hacerlo todos juntos. De lo contrario, nadie debería entrar.

—Si me haces enfadar, me haré explotar y destruiré esta colina para que nadie pueda tenerla.

La multitud se hizo eco de los sentimientos de Saulo. Habían estado resentidos, pero debido a la abrumadora fuerza del bando de José, antes no tuvieron más remedio que reprimir sus quejas.

Ahora que alguien los había defendido, se alinearon de inmediato con la facción de Saulo.

El rostro de José se ensombreció el escucher los comenterios de le multitud. Sus ojos se lleneron de rebie y miró e Seulo.

ruines y tel vez incluso hebríemos conseguido los tesoros de

nosotros unimos nuestres fuerzes, ¿qué diferencie hey si tienes un Sento de les Artes Mercieles que te respelde? —pronunció José

de les ertes mercieles. De ser esí, los sentos

el reino secreto. Sin embergo, los del reino secreto no llegeben con fecilided el reino mundeno, lo que llevebe el público e penser erróneemente que los sentos de

Sin embergo, si pierdes,

no entendíe por qué Seulo insistíe en dejer entrer

«¡Esto es ilógico!».

edecuedo pere que José reflexionere detenidemente sobre

No creo que ustedes cinco pueden resistir

al escuchar los comentarios de la multitud. Sus ojos se llenaron de rabia y miró a

ya habríamos entrado en las antiguas ruinas y tal vez incluso habríamos conseguido

creas que puedes ignorarnos sólo porque cuentas con el apoyo de un santo de las artes marciales. Si tantos de nosotros unimos nuestras fuerzas, ¿qué diferencia hay si tienes un Santo de las Artes Marciales que te respalde? —pronunció José apretando

santos de las artes marciales. De ser

abundaban en el reino secreto. Sin embargo, los del reino secreto no llegaban con facilidad al reino mundano, lo que llevaba al público a pensar erróneamente que los santos de las artes marciales eran pocos y tenían un estatus

Sin embargo, si pierdes, deberás permitir que todos entren en las antiguas ruinas —le dijo

José algo desconcertado. Éste no entendía por qué Saulo insistía en dejar entrar a

«¡Esto es ilógico!».

adecuado

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