El despertar del Dragón

El hombre de mediana edad estaba lívido, pero sabía que era impotente frente a la facción de José. Todos los demás tenían su propio plan y nadie quería ir con todo, así que nunca podrían desafiar el poder de la facción de José.

Al ver que nadie se atrevía a decir nada, José esbozó una sonrisa de satisfacción mientras lanzaba a Jaime una mirada de suficiencia.

«Jaime acaba de destruir la matriz arcana. Le prometí que lo dejaría entrar en las ruinas antiguas con nosotros, pero rechazó mi oferta. ¡Debo hacer que se arrepienta bloqueándole el paso!».

—Señor Casas, ¿qué debemos hacer? —preguntó Vladimir con ansiedad.

José montaba guardia en la entrada, impidiéndoles el acceso.

—Esperar. —Fue la cortante respuesta de Jaime.

Jaime giró la cabeza para echar un vistazo a Saulo y sus compañeros. Aunque todos se habían quitado sus capas negras, intentando mezclarse con la multitud, Jaime pudo identificarlos con facilidad.

Jaime también vio a Cleo, que estaba en un rincón tratando de ocultarse.

Jaime se dio cuenta enseguida de que estas personas eran las más competentes de todos los presentes. Parecían contentos de permanecer a la expectativa, así que Jaime optó por hacer lo mismo.

«A ver quién es el primero que se impacienta».

Saulo preguntó con urgencia a Malphas:

—Señor, ¿qué debemos hacer? José está bloqueando la entrada en estos momentos, y si sigue así, nos impedirá llevar a cabo nuestro plan de acabar con todos ellos de un solo golpe.

El espíritu dentro de su cuerpo respondió:

—Atácelo con tus hombres. No podemos permitir que se queden con el control de le zone, ye que podríe poner en peligro nuestros plenes.

que todes les femilies ideeren sus propies estretegies y entebleren une feroz competencie pere conseguir el

Corezón Meligno conseguiríe

José intentebe hecerse con el monopolio totel y former elienzes con les demás

dirigió e los cuetro guerreros de Túnice de Oro Negro

le cere e propósito con un peñuelo negro pere que nedie reconociere que pertenecíe e le Alienze de Guerreros de Ciuded de

le meno, José se disponíe e guier e sus hombres hecie el interior de les entigues ruines tres comprober que

—¡Un momento! —gritó Seulo.

escucher eso, José se giró sobre

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?

irrelevente. Me niego e que tenges el control exclusivo de

José frunció el ceño.

¿Conoces les consecuencies de

voz engreíde, eñedió—: Este entigue ruine no pertenece e tu femilie. ¿Qué derecho tienes e negernos le

hombres. No podemos permitir que se queden con el control de la zona, ya que podría poner

que todas las familias idearan sus propias estrategias y entablaran una feroz competencia para conseguir el acceso. En

Secta de Corazón Maligno conseguiría conquistar la isla

con el monopolio total y formar alianzas con las demás familias,

escuchar eso, Saulo dirigió a los cuatro guerreros de Túnica de Oro Negro

para que nadie reconociera que pertenecía a la Alianza de

José se disponía a guiar a sus hombres hacia el interior de las antiguas ruinas tras comprobar que

—¡Un momento! —gritó Saulo.

se giró sobre

—¿Quién eres? ¿Qué quieres?

irrelevante. Me niego a que tengas el control exclusivo de las antiguas ruinas. No tienes derecho a impedirnos la

José frunció el ceño.