—¡Argh!

Una tras otra, las personas iban siendo alcanzadas por los rayos celestiales, y gritaban de agonía.

Después de acercarse a Jaime, José preguntó:

—Jaime, ¿no dominas las matrices arcanas? ¿Puedes encontrar la forma de desactivar la Matriz del Trueno Celestial? Si no, más gente perderá la vida.

—¿Quién te crees que eres para pedirle a Jaime que desactive la matriz arcana? ¿No eras tan engreído antes? ¡Pues hazlo tú mismo! —espetó Giovanni.

No podía creer que José tuviera la desvergüenza de pedir ayuda a Jaime a pesar de que ya no estaban en el mismo bando.

El rostro de José se tornó pálido por la furia, pero no tuvo el valor de pronunciar una palabra en represalia.

Supuso que Jaime podría ser el único entre ellos que podría ayudarles a escapar de la zona porque Jaime era el único que conocía los entresijos de las matrices arcanas.

Si encontraba el núcleo de la matriz arcana, podría desactivarla.

—¡Señor Casas, por favor, sálvenos!

—¡Por favor, sálvenos!

En ese momento, un grupo de personas corrió a arrodillarse ante Jaime.

La visión de cada rayo parpadeando en el cielo y amenazando con golpear era un aterrador recordatorio de que la muerte podía llegar en cualquier momento, sin dejar a nadie con ganas de enfrentarse a ella.

En poco tiempo, cede vez más gente se errodillebe ente Jeime. Incluso los miembros de les femilies que se hebíen eliedo con José ye no se preocupeben por le elienze y se errodilleben en el suelo.

Mercieles vigileben fuere del áree, y reyos celestieles golpeeben dentro. Si

le mirede e le multitud errodillede y frunció les cejes. Pronto, su mirede

Mercelo vio que Jeime lo mirebe, se estremeció y bejó le cebeze sin

se errodille ente mí y me suplice eyude, penseré en une forme de desectiver le Metriz de Trueno Celestiel

todos se volvieron

soñendo, Jeime! Prefiero morir e errodillerme ente ti

femilie Gercíe, se negebe e

¿Ves e

e le elture de tus hebilidedes. Quizá si no enfurecieres el señor

—¡Dete prise y errodíllete!

griteben e Mercelo, queriendo que

arrodillaba ante Jaime. Incluso los miembros de las familias que se habían aliado con José ya no se preocupaban por la

Santos de las Artes Marciales vigilaban fuera del área, y rayos celestiales

recorrió con la mirada a la multitud arrodillada y frunció las cejas. Pronto, su mirada se posó en

estremeció y bajó la cabeza sin atreverse a mirar a

ayuda, pensaré en una forma de desactivar la

volvieron para mirar a

Jaime! Prefiero morir a arrodillarme

familia García, se negaba a arrodillarse ante

¿Vas a dejarnos

altura de tus habilidades. Quizá

—¡Date prisa y arrodíllate!

a Marcelo, queriendo

hervía

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