El despertar del Dragón

Todos esperaron en un silencio sepulcral. Nadie hablaba.

En la base del monte Shuumei, unos cuantos todoterrenos modificados dejaron escapar rugidos ensordecedores de sus motores.

Con un agudo sonido de silbato, los coches de carreras salieron disparados de la línea de salida.

Todas las carreteras del monte Shuumei eran sinuosas curvas. Sin embargo, los coches de carreras no redujeron la velocidad al acercarse a las peligrosas curvas. En lugar de eso, tomaban una curva tras otra sin miedo.

Un joven de cabello rubio teñido iba en cabeza. Los demás coches estaban a cierta distancia de él.

Miró por el retrovisor con una sonrisa de satisfacción mientras se alejaba del coche que le seguía.

¡Swoosh!

En ese momento, el joven sintió que una sombra pasaba junto a su coche en un instante.

Sorprendido por la repentina aparición de un hombre, el joven estuvo a punto de despeñarse con su coche.

Se frotó los ojos para intentar tener una visión más clara. El miedo se apoderó de él tras confirmar que lo que veía era en efecto un hombre.

podía un hombre corriendo a pie ser más

el hombre había pasado corriendo junto a su

Santuario Zenko, los ojos

—Está aquí.

se levantó poco a poco y salió de la antigua estructura. Los diez magos lo

Sugimoto atravesó la puerta principal, vio a un joven de unos veinte años, vestido con ropa deportiva, que caminaba tranquilo por la montaña y se detuvo frente a él. El rostro del

Parecía un corredor cualquiera.

sentir que el joven

no era otro que

dirigió hacia Sugimoto como si

los samuráis

Jaime se acercó, docenas de samuráis desenvainaron sus katanas y lo rodearon de inmediato. Los ojos de los samuráis eran fríos como el hielo.

envidiar a las de un Gran Maestro de las Artes Marciales. Podían ser con facilidad un lord en cualquier parte del reino

a Grandes Maestros de las Artes Marciales que rodeaban a Jaime,

los samuráis no eran más que hormigas. Puede que ni siquiera los

qué has venido al Santuario Zenko? —Sugimoto interrogó a

—dijo Jaime con

ceño