Capítulo 2

Samuel contestó la llamada y había una mirada amable en su rostro.

También fue gentil con Kathleen, pero eso fue sólo porque pensaba en otra mujer cuando estaba con ella. Era lo que más le dolía: Ni una sola vez la había visto por lo que era. En cambio, sólo era una sustituta.

Kathleen se odiaba a sí misma por parecerse tanto a Nicolette a veces. Ni siquiera eran parientes, pero eran casi idénticas.

—No llores. Iré ahora mismo —aseguró Samuel con ternura. Al colgar, se dirigió a Kathleen—: Luego haré que Tyson te lleve al hospital.

—Todavía no confías en mí, ¿verdad? —refunfuñó aturdida.

—Sí, así es —admitió sin tapujos. Ella frunció los labios, con una mirada impenetrable:

—De acuerdo.

—Date prisa en decírselo a la abuela —urgió Samuel con indiferencia.

—No se ha sentido bien estos días. ¿Estás seguro de que quieres que se lo diga ahora? —le preguntó. Se quedó mirando su rostro frío y apuesto.

—Sí. Nicolette no puede esperar más.

«¿Nicolette no puede esperar más? ¿Significa eso que no le importa si la abuela vive o muere? Supongo que el amor verdadero es suficiente para que deje de lado a toda su familia», pensó. Kathleen sabía que había perdido, pero no esperaba perder tan mal.

—Bien —concedió ella con un débil asentimiento—: Pero por mucha prisa que tengas, tienes que darme al menos tres días.

—Claro. Espero que no me defraudes.

—¿Por qué iba a hacerlo? —replicó. Tenía una sonrisa desgarradora en su rostro mientras decía eso—: ¿Cuándo te he defraudado, ya sea en nuestros tres años de matrimonio, o como tu esposa?

Sus palabras hicieron que Samuel se congelara. Porque era la verdad.

Después de haber estado casada con él durante tres años, nunca le había decepcionado de ninguna manera. Lo había hecho bien en todos los aspectos y llevó a cabo las cosas de forma impecable, en especial en la cama.

Kathleen siempre había cedido ante él y había intentado satisfacerle en todos los sentidos. Eso era lo único a lo que se resistía a renunciar.

—Bien, entonces —Samuel se dio la vuelta y entró en el vestidor para cambiarse de ropa.

manta, ella se perdió en sus pensamientos: «¿Es

molesta, sabía que no

y luego se puso un bonito vestido para ir a ver a Diana. Sin embargo, en el momento en que

se cruzó de brazos mientras

—¿Qué?

confundido: «La Sra. Macari sí que es misteriosa. Se comporta como una conejita linda e inocente frente al Sr. Macari, pero frente a mí es como una versión hostil

quiere que la lleve a

molesta—: No puedo creer que no confíen

cómo responder a

al Hospital Goodwill

dotado del mejor equipamiento médico y de los médicos más cualificados

ver que había una mirada insondable en los ojos

¿Creen que es

—Tyson no sabía qué decirle—:

con la cara lavada, pero aun así estaba impresionante. Después de

quisiera actuar con superioridad, sino porque sus padres habían trabajado allí

trataron como

rato después,

—Llegamos, señora Macari.

y se dio cuenta de que habían llegado a la entrada

por detrás. Quiso decir algo,

llegaron a la entrada del departamento de obstetricia y ginecología, Kathleen se

Hackney. Los hombres no

momento en que Tyson vio el cartel en la puerta, una

Macari debería haber venido con ella. Es su esposa, después de

se giró

—saludó a la doctora. Pero Quinn Williams se quedó

alguien con tu

soy yo —asintió

has venido hacerte una prueba de

que estoy embarazada, Sra. Williams. ¿Pero puede ayudarme

—Quinn parecía

quedarme con el niño, pero mi marido nunca lo permitirá.

Kate? —Quinn estaba enfadada y desconsolada a la vez—: ¿Tienes idea de lo difícil que es

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