Esta Vez, ¡No Perderé!

Capítulo 152

Tener un mayordomo y una niñera en casa era realmente maravilloso. Si algún día Javier la echaba, sería genial poder llevarse a ese anciano para que fuera su mayordomo, y mejor aún, llevarse a esa niñera que cocinaba deliciosamente. Se decía que ella había sido la chef principal en un restaurante Michelin, y que preparaba tanto platos locales como gourmet. Pero entonces, parecía que no podría permitirse tal arreglo, ni tendría una casa tan grande para que el mayordomo la mantuviera.

Beatriz bajó la cabeza y tomó un sorbo de su caliente leche. Sus largas pestañas calan, proyectando una pequeña sombra sobre su pálida cara.

Javier sonrió: “Saliste a tomar algo?”

Beatriz asintió, terminándose el resto de la leche caliente de su vaso de un trago, y no pudo evitar suspirar: “En unos dias tengo que volver a trabajar, solo me quedan estos días para disfrutar. Después ya no podré comer la comida de tia Sara“.

Qué lástima.

encontré

con

algo inusual para Beatriz. Después de todo, en la historia original, Javier realmente apreciaba la capacidad de trabajo de Mauricio y le había

y Fiorella ciertamente habian tenido algunos conflictos. Y la protagonista original realmente habia tramado contra Fiorella muchas veces. El personaje malvado recayó sobre Beatriz, y ella tuvo que

al escuchar el nombre de “Mauricio“, y sus ojos se oscurecieron un

ni un atisbo de sonrisa en sus ojos, dijo riendo: “Es muy interesante, él llamó a un grupo mujeres para divertirse en el

y a romper y volver con Fiorella, causando una serie de malentendidos, incluso liándose con la mejor amiga de Fiorella, generando más de cincuenta o sésenta mil palabras de trama sobre malentendidos y conflictos. Pero, que el protagonista y sus amigos fueran echados por el gerente del hotel mientras disfrutaban, era totalmente improbable. ¿Qué magnate seria humillado de tal manera a esta edad? Normalmente, seria Mauricio quien haría que echaran a sus enemigos. Además

de Beatriz de “definitivamente estás bromeando“, sonrió y le pellizcó la cara: “¿Así que para ti