Capítulo 318

Como persona mayor, el mayordomo Gabriel no comprendía los sentimientos de los jóvenes; solo le preocupaba que Javier, en un arranque de locura, pudiera lastimar a la señora.

Después de tanto tiempo conviviendo con Beatriz, Gabriel todavía la veia como a una nieta.

Javier dijo con tono tranquilo: “No quiero volver a ver a Mauricio y su familia en San Lisset“.

Gabriel entendió inmediatamente: “Bien, haré los arreglos mañana para que se vayan pronto. Pero, siendo tan tarde, ¿no debería la señora subir a dormir?”

Javier se dirigió hacia las escaleras: “Trae el contrato que firmamos esta tarde, quiero revisarlo luego“.

Gabriel asintió repetidamente: “Claro, enseguida lo traigo. Por cierto, hoy llegó un envio de Paris con ropa y joyas, ¿quiere que la señora venga a probarlas?”

“Traeme también un café“.

Gabriel comentó: “A esta hora, el doctor no recomienda que tome café, le traeré té de limón. ¿Y si le preparo un vaso de leche caliente a la señora para que lo tome antes de dormir?”

Javier sonrió ligeramente: “¿Crees que le haria algo?”

se atrevió a

dije, no soy como

nunca haría daño a

penso lo mismo en

Javier no queria pensar

deseaba tener a Beatriz dentro de su dominio, donde solo él pudiera

se sintió algo mareada. Solo recordaba que algo le pinchó la muñeca al bajarse del

palabras de Mauricio, el corazón de Beatriz

que decía Mauricio era verdad, pero probablemente si lo

era verdad… Javier realmente tenía

pequeño, testigo de la tragedia de sus padres, y luego en constantes intrigas

Beatriz, Javier era realmente una buena

no sabia cómo Javier trataba a

que Javier era bueno con

Y muy bueno.

entero lo acusara de estar loco, él nunca

mismo.

puerta se abrió, y Javier entró, envolviéndola

ligeramente húmedas, y sus ojos un

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