Capítulo 319

Beatriz no sabia cómo expresarlo.

Apoyó su frente ligeramente en el pecho de Javier y, después de un buen rato, susurró con voz suave: “Para mi, eres el mejor“.

La frialdad en los ojos de Javier se atenuó bastante: “¿No te arrepientes?“.

Beatriz negó con la cabeza. Siempre había sido una persona que se atrevía a amar y odiar. Si le gustaba, le gustaba; si no, no.

Pero-

Beatriz, curiosa, levantó su mano preguntándose: “¿Qué es esto que me has puesto?”

ciertas inclinaciones, pero definitivamente eso no incluia a Javier. Para

qué sorprendería Beatriz con su peculiar forma de pensar. Decir que era inteligente no estaría mal, pero a veces simplemente

historias trágicas a la protagonista en historias de amor dulce, estaba a un paso de convertirse en

de Beatriz había dos delgadas cadenas doradas, cuya longitud no impedia que durmiera cómodamente en la cama, pero eso era todo, era totalmente imposible que se liberara de las esposas y escapara. Javier

decorada en blanco y negro con una elegancia discreta y lujosa, incluso habia un gabinete de vinos junto a

des

hambre y queria subir a desayunar lo que tia Sara

podria hacer Javier. Pero, basándose en su rica imaginación, estaba seguro de que sería un juego de persecución entre señor y señora, con un amor tortuoso, y la

se paseaba por la amplia sala de estar, se preguntaba si deberia liberarla si ella se lo pedia. Si lo hacía, seguro que el señor lo mataría, ¡lo haría pastel de viejo! Pero si no lo hacía, sería demasiado trágico para

cómo su cabello se volvía más

mayordomo Gabriel suspiraba, Javier se acercó. Con el respeto de siempre, el mayordomo Gabriel saludo: “¡Buenos días, señor!…

ojos, siguió a

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