Esta Vez, ¡No Perderé!

Capítulo 340

Después del evento, Beatriz fue al estacionamiento a buscar su coche y, al ver su pequeño Mini sin dos espejos retrovisores, quedó sin palabras.

En silencio, le envió un mensaje a Javier.

La empresa de Javier estaba cerca, y ella sabía que últimamente él solía quedarse trabajando hasta las nueve de la noche antes de regresar a casa.

Beatriz pidió al guardia que revisara las cámaras de seguridad, pero se llevó la sorpresa de que esa noche estaban fuera de servicio.

No tuvo más opción que volver junto a su coche, y en ese momento, el Sr. Rubio, lleno de arrogancía, llegó conduciendo un Land Rover. Bajó del coche con aire triunfal y se acercó a Beatriz:

“¿Problemas con el coche? ¿Quieres que te lleve a casa?”

En ese instante, Beatriz estaba mentalmente repasando quién podría haber sido el culpable, y para su sorpresa, el culpable se presentó ante ella.

“No hace falta,” rechazó Beatriz cortésmente, “No me subo at coche con exjefes.”

El Sr. Rubio se enfureció y comenzó a reírse con desdén:

“¿Qué te crees? ¿Te estoy haciendo un favor y lo rechazas? ¿Crees que estoy acabado? Aunque esté en mi peor momento, soy más poderoso que tú, y con solo levantar un dedo, puedo asegurarte que no vuelvas a trabajar en este medio.”

de mal humor.

el spray de pimienta que llevaba en su bolso para cegarlo

Rubio pensó que había logrado intimidarla y, aprovechando que no había nadie alrededor, extendió su mano hacia ella de manera inapropiada.

siguiente, el Sr. Rubio estaba de rodillas en el suelo, gritando de dolor.

apariencia corpulenta, los años de excesos lo habían debilitado, no siendo rival para Beatriz.

inmovilizado en el suelo no era otro que

mirando hacia arriba, un hombre con

aprendiste nada de la última

de su

rompió los espejos de mi coche y como no hay cámaras, deberíamos darle

más las tocara. Después

quería que Beatriz presenciara, ni quería que supiera cuán

visto como un

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Capítulo 340

por los hombros y la llevó hacia

ilegal,

hablaba, Javier lanzó una mirada significativa hacia las orejas del Sr. Rubio, indicando a sus guardaespaldas que

pisotear al odioso Sr. Rubio, pero Javier la subió al