Feliz cumpleaños.

Cerré la caja con el collar, pues no queria ver un segundo más ese anillo que tuvo un gran significado para mi en el pasado.

Miré inexpresiva a Alexander, intentando adivinar lo que pasaba por su cabeza en este preciso instante, de su rostro no se borraba una dulce sonrisa que me ponia los nervios de punta. No entendia que pretendia al devolverme lo que ya no me pertenecia, lo único que ha logrado es remover recuerdos que en su momento fueron dolorosos y que habia logrado superar con el paso del tiempo, sin embargo, no podia negarme a mi misma que habia tocado una fibra sensible dentro de mi, pues no dejaba de pensar que habia guardado consigo el par de anillos hasta ahora.

Abri mi boca para decirle que no queria de vuelta el anillo de compromiso ni mucho menos el de boda, pero la voz de mi madre inundó la habitación interrumpiendo oportunamente este momento tan tenso para mi.

– Sarah, aqui estás…-se quedó en silencio al ver a Alexander de pie frente a mi con Tristán en sus brazos y se corrigió enseguida, mientras tanto, aproveché la oportunidad para guardar de vuelta la caja en la bolsa de regalo.-Digo, aqui están. Lo siento si los he interrumpido. dijo mientras su mirada se posaba en Alexander y en mi una y otra vez, sin poder disimular. Ya han llegado los invitados. y están preguntando por la cumpleañera, deberian bajar a saludar, en unos minutos comenzará la celebración.

Pasé mis dedos por mi frente con nerviosismo e hice mi mayor esfuerzo para que mi madre no viera el regalo que Alexander acaba de darme, de hecho, no quería que nadie la viera, porque no tenia intención de quedarmelo.

-Si, tienes razón, iré enseguida con Tristan. dije acercándome a Alexander para que dejara a mi hijo en el suelo, pero su mirada no se apartaba de mi rostro ni siquiera estando mi madre a pocos metros, aunque, al parecer, no habia entendido que quería a mi hijo conmigo. Eh… Alexander, ¿puedes dejar a Tristán en el suelo? Quiero ir con el. pedi tranquila, aunque inexplicablemente, por dentro estaba hecha un caos por su culpa.

Cuando Alexander por fin lo entendió, dejó a Tristán en el suelo como se lo pedi y de inmediato tomé su pequeña mano para seguir a

mi madre hasta la salida.

Por cierto, están muy guapos los tres, han hecho un buen juego de colores, me gusta. miré al techo pidiéndole al cielo que no

acabara con mi paciencia por lo que acaba de decir mi madre y no tardé mucho en darme cuenta de que la coincidencia en los colores.

del atuendo de los tres no fue más que un complot de mi madre, ella insistió en estar presente en la elección de mi vestido.

Aproveche que mi madre no estaba mirando, para dejar la bolsa de regalo encima de la mesa de noche de Tristán. Si no queria que

nadie viera el regalo de Alexander, seria una mala idea llevarlo conmigo toda la noche.

Al menos no me lo ha tirado por la cabeza. -Alexander habló para si mismo en voz baja detrás de mi, pero logré escucharlo y no

pude evitar reirme en silencio sin que nadie pudiera verme.

Por fin pude respirar con normalidad, una vez que estuve lejos de Alexander y la que sea que fuera su intención conmigo, pero no

duró mucho tiempo, pues escuché sus pasos detrás de mi y cuando me di cuenta, estaba caminando en silencio al otro lado de Tristán

con las manos en los bolsillos de su pantalon.

Si habia alguien que sabia como acabar con mi paciencia, ese era Alexander Lancaster,

Tristán estaba emocionado porque le encantaban las fiestas y celebraciones, daba saltitos con cada paso que daba y antes de bajar

las escaleras, se aferró a la mano de su padre. Miré a cualquier otro lado con un poco de incomodidad, sin ser capaz de impedir que

Tristán tuviera aquel contacto con Alexander, después de todo, es su padre, ya habia impedido que supieran el uno del otro en el pasado,

esta vez no me dejaria llevar por mis impulsos y entrometerme en la relación de padre e hijo que estaban recuperando.

Al llegar al jardin decorado por mi cumpleaños, me encontré con más personas de las que imaginé, pensé que estarian presentes las

Bastián y Hugo, al igual que mis tios, habian

dándome una gran sorpresa.

estaban presentes como si no hubiesen hecho tantas atrocidades, me

padres, pero era obvio que

invitados con un beso y un abrazo, cuando llegue a los Dubois,

de sus planes. Quien se iba a imaginar que eran unos lobos

una mesa para el momento que

llegar a Bastián y Hugo, los saludé con una enorme sonrisa en mi rostro y

cambios a su imagen, pero

pero mi padre la interrumpió cuando me pidió que lo acompañara a su despacho por

minutos.

pronto se escapó de sus brazos para salir corriendo con Alexander quien hablaba distraidamente con

seguro y me miró con una sonrisa nostalgica en su rostro antes de

brazos.

que el peligro estaba más cerca de lo que pensaba, no sabes cuanto lamento ponerte en esta situación, siento que por mi culpa has sufrido muchas decepciones, no te han lastimado fisicamente, pero el daño que te han provocado es peor que

sabia que estaba por

algunas lagrimas por sus

pero

a su cintura cerrando mis ojos con fuerza, evitando que las lagrimas que picaban en

delictivos por un amor no correspondido, no somos culpables de ser victimas de personas que estaban mal de

como todos

culpa, nadie más que los Dubois son culpables, ¿Quién se iba a imaginar que ellos estarian detrás de

yo estoy bien, tengo unos padres que adoro y un hijo que lo es todo

un intento por quitarle la culpa a mi padre, pero no funcionó del

deshizo nuestro abrazo, pero sin soltar mis brazos. Senti un dolor en mi pecho al ver

y sus ojos cristalizados.

a mis padres

que estás bien después de todo, pero

quedó atascada en mi garganta cuando quise

en mi cabeza una y otra vez, preguntándome a mi misma si lo era realmente, pensé en

hijo y sonrei antes de

-respondi sin titubeos y

que esperaba.

con actos inesperados o con lo más minimo.-mi padre habló abiertamente y con su descripción solo

enojar.

ejemplo, era el regalo que

es que la felicidad no depende de una persona, de una pareja como me quieres hacer ver, no necesito a un hombre en mi vida, con mi hijo es más que suficiente para ser feliz. Soy una mujer divorciada, ¿lo recuerdas?

casa, no te he visto sonreir como en las fotos que tenias con Alexander desde que se conocieron, has cambiado, te has vuelto una mujer fria y

¿por qué ahora intentas ayudarlo? Si te ha pedido que hables conmigo para intentar convencerme de volver a casarme con él, entonces estás perdiendo tu tiempo. -dije

su culpa, pero lo que hizo fue para protegerte, no es tan distinto a lo que yo hice contigo en el pasado, te dejé casi a la deriva, sin mi apellido, te hice elegir entre tu familia y tu felicidad, el era tu felicidad a pesar de todo. -me giré para mirarlo con incredulidad y su mano tomó la mia. Hija, no estoy justificandolo en lo

de tu vida y decides arriesgar todo con tal de manteneros

mi padre con una sonrisa sin gracia en mi rostro, estaba reacia a compartir su opinión al respecto,

todo desde otra

me oculto quitándome su apellido. Alexander

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