La mejor actriz para el mejor espectáculo.
Comenzaba a desesperarme con cada segundo que transcurria sin que me avisaran de la llegada del abogado Richman a la Villa Doinel, donde acordamos vernos después de finalizar la llamada, asegurándome que tenia las pruebas que necesitábamos, mis abogados también estaban a la espera y me sentia avergonzada por el gran retraso del Sr. Richman.
-Les pido una disculpa, volveré a llamarle. -me disculpé mis abogados que no parecían contentos con el tiempo que estaban perdiendo sentados en el sofá del despacho sin hacer más que mirarnos las caras. Con el celular en la mano, sali al pasillo sin saber donde meter la cara de la vergüenza.
Tomé una bocanada de aire, en un intento por no enloquecer con todo este asunto, no habia motivos, él me aseguró que estaria aqui y aunque haya pasado más de una hora, seguia esperándolo, por lo menos una señal de humo o una paloma mensajera.
Estaba siendo muy optimista.
Le marqué a su número por séptima vez y esperé esperanzada a que contestara, pues su teléfono estaba encendido, eso era lo que me daba una pizca de tranquilidad, sin embargo, comenzaba a dudar al no obtener respuesta. Esto comenzaba a superarme.
Tuve que evitar con todas mis fuerzas, quejarme en voz alta por ese abogado de papel, pero fue inevitable dar unos saltos de frustración en mi lugar, mientras le lanzaba dagas con los ojos a la pantalla de mi celular, como si este tuviera la culpa de mi mala
Suerte.
Mamá, ¿te sientes bien?-escuché la adorable voz de Tristán detrás de mi y me recuperé de inmediato para que no me viera en este estado de desesperación.
Sus ojos llenos de inocencia me miraban con curiosidad, lo que me daba a entender que habia presenciado mi pequeño ataque. Esbocé una sonrisa en mi rostro, fingiendo que hace un momento no estaba a punto del colapso y me agaché a su altura.
Si, cariño, estoy bien. ¿Qué haces aqui? ¿No deberias estar en tus clases con Maga? No me digas que te has escapado, -cambié de tema rápidamente, evitando que dijera una sola palabra por ver a su madre en de aquel modo.
-Maga me está preparando chocolate caliente porque estoy aprendiendo a contar, ¿quieres que te cuente?-preguntó de una manera tan adorable, que seria un delito negarme, mientras me contaba los números del uno al diez con la ayuda de sus dedos, no dejaba de maldecir a los Dubois, porque en este momento deberia estar disfrutando todo lo que mi hijo tenia para enseñarme, no esperando a un imbécil que seria pieza clave para que todo volviera a su lugar.
– Niño Tristán, aqui está. Disculpeme, Sarah, sé que pidió que no la molestaran mientras estuviera reunida en el despacho. -Maga apareció con el chocolate caliente que preparó para Tristán, interrumpiendo su conteo.
No se preocupe, no importa si se trata de mi hijo. -dije sincera, pues, aunque haya sido casual y por muy poco tiempo, ver a mi hijo logró calmarme.
– De igual manera, lo llevaré a retomar sus clases. Vamos, Tristán. -asenti con mi cabeza y dejé un beso en la frente de mi hijo, sin embargo, sus pequeños brazos me rodearon torpemente por el cuello, regalándome un abrazo que no sabia que necesitaba hasta este
momento.
Te amo, mamá. -una enorme sonrisa apareció en mi rostro y lo apretuje en mi pecho para darle muchos besos que provocaron
su tierna risa.
-dije cuando lo solté y se fue alegre junto
a mi hijo hasta desaparecer de mi vista. Definitivamente, Tristán es mi mejor calmante, pero su efecto no fue tan duradero como hubiese querido, pues
más.
como si lo fuese a encontrar afuera en cualquier momento,
detuvo en la entrada de la casa y una sensación de alivio me envolvió por completo, pero se esfumo tan pronto como vino, al ver que se trataba de Abby que llegó en el
caer en cuenta que Bastián estaba presente y su ceño se
con Richman y mis abogados, tal y como se lo habia dicho hace
a mi lado, dejando
Una de dos; se arrepintió o tu familia se enteró y… Dias, no lo quiero ni imaginar. -hice mi mayor esfuerzo por ocultar la preocupación ante Bastián,
no, No nos adelantemos a los acontecimientos, vamos a averiguarto en este mismo instante. De
Bastián nos hizo callar y actué con naturalidad separándome de
borde de la locura porque nada
salió esta
y haciendo un gran esfuerzo para
no podremos seguir trabajando en lo nuestro por ahora, debo resolver un asunto de carácter urgente con Sarah, te parece si te
que pasaba por su mente y me preocupaba todo lo que venia de ella
-Bastian accedio, después de unos segundos en los que nos examinò rápidamente con la
no iba a estarlo? Son asuntos de mujeres. Te veo luego, Ah, me quedo con las compras, gracias-Abby le quitó las bolsas de las manos sin ningún cuidado, dejando
qué es lo que piensas hacer?-pregunté entre dientes, siguiendo a Bastian con la mirada y conservando la sonrisa gracias a mis mejillas que
nos vamos, te cuento en el camino.-respondió cuando el auto de Bastián comenzó a alejarse y su mirada se detuvo en mi rostro antes de dar un paso hacia el interior de la casa.-Borra esa sonrisa,
hasta el despacho para disculparme con mis abogados y pedirles que pospusiéramos la reunión con el Sr. Richman, fueron comprensivos a pesar del tiempo que les hice perder y se marcharon de inmediato, no perdi
escuchar el plan de Abby en el camino y de seguir llamando al Sr. Richman sin éxito alguno, me estacioné afuera del edificio y no
la entrada del imponente edificio, recordando que yo misma
no va a dudar en ir a buscarte y es ahi donde entraremos en acción. -el plan sonaba perfecto de los labios de Abby, pero no podia dejar de pensar en los obstáculos que nos encontrariamos
a cabeza y los recuerdos que tenia en este lugar aparecieron inmediatamente, formando un nudo en mi garganta. Seguia sin saber cómo es que mi padre cayó en su trampa y
devolviera las acciones por su propia cuenta y no lo haria sin
medio.
un problema, pues seguia siendo accionista, además, tenia una buena relación con los empleados, sin embargo, las inseguridades aparecieron cuando llegamos al piso donde llevariamos a
en el taller asignado a LC, donde lo encontré concentrado inspeccionando el minucioso trabajo de su diseñadora y me sorprendi al ver que las modelos de prueba ya estaban usando los diseños de la colección. Alexander se tomó muy en serio lo de terminar
estaba con su trabajo. -¿Dónde está Mónica? Es el único vestido que falta por probar, ¿piensa llegar todos los dias a la hora que se le dé la gana? Esto no lo
ser despiadado y sin una pizca de amabilidad. -Abby susurró a mi lado y
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In Chapter 99 of the Heredera divorciada Novela de Juliany Linares series,Sarah petit and Alexander Lancaster were married after many years, but Alexander's indifference tired her. Alexander is a great businessman but he is indifferent to people. Now the two are divorced and the thing Sarah is worried about is the baby in her belly,....... Follow Chapter 99 and the latest episodes of this series at Novelxo.com.
Heredera divorciada Novela de Juliany Linares NOVEL Chapter 99
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