Dolorosa estrategia.
Bajo la atenta y curiosa mirada de Paul, quien se notaba sorprendido por mi presencia o tal vez por las palabras de su hermana, caminé pisando fuerte con mis tacones, con una gelida sonrisa llena de indiferencia, mientras miraba despectivamente de pie a cabeza a la Abby que comenzaba a sonrojarse “enfurecida”.
No tengo porque esconderme, ¿acaso me estas siguiendo? Creo que fui lo suficientemente clara en decirte que no queria volver a verte en mi vida, ladrona. -escupi fingiendo frialdad y desprecio, pero sin abandonar la serenidad que me caracterizaba, estaba insultando de manera sutil a mi amiga, sin necesidad de sobreactuar, pues necesitaba que se viera lo más creible posible.
-¿Ladrona?-Abby soltó una risa sin gracia y miró a su hermano incrédula, pero lo hizo principalmente para ver su reacción que seguia siendo la misma, nos miraba con sorpresa y sin entender que era eso lo que pasó entre nosotras como para que nos tratásemos de
esa manera.
Pronto me di cuenta de que los curiosos estaban alrededor de nosotras, mirando la escena mientras disimulaban estar trabajando,
aunque las modelos de prueba y la diseñadora de LC estaban siendo muy indiscretas al chismosear en toda la entrada del taller.
¿Vas a seguir negando que fuiste tú, quien se robó las joyas de la caja fuerte?-la acusé directamente y la mirada escudriñante de Paul se detuvo en el rostro de Abby esperando una respuesta, ella volvió a mirarme con la boca abierta, mostrándose indignada.
-¿Tienes pruebas de ello? No soy la única que vive en tu casa. -Abby se defendió echándole la culpa a las demás personas que se
quedaban en la Villa y me crucé de brazos con una sonrisa sin gracia.
No, pero si la única que se sabe la combinación, pero, ¡claro! ¿Qué se puede esperar de una Dubois? Confié en ti, te abri las puertas
de mi casa aun sabiendo que tu familia se robó mi empresa y terminas siendo una ladrona igual que ellos. -los murmullos comenzaron
a escucharse detrás de mi y Abby se mostró más enfadada que desde un principio, la expresión de enojo de Paul me confirmaba que se
estaba creyendo todo y le hice la seña a Abby, para que supiera que deberiamos dar el siguiente paso.
-Ten cuidado con lo que dices, tarántula ponzoñosa, aqui nadie se ha robado nada, los Dubois somos personas honestas y
honorables, si Paul tiene la empresa en su poder es porque lo ha conseguido con su esfuerzo. Fui tan tonta al desconfiar de él y dejar a mi
familia por una falsa amistad. Qué se puede esperar de una mujer que vuelve con un hombre que la engañó con su supuesta amiga. -las
palabras de Abby se subieron de tono, logrando que en el rostro de Paul se dibujara una sonrisa casi inexistente. Alexander se acercó a
mi lado y abrió su boca para hablar o tal vez defenderse de los insultos de mi amiga, pero levanté mi mano en el aire, haciendo que se
tragara lo que iba a decir o terminaria arruinando el teatro que armamos.
Alexander no tiene nada que ver en esto, es mi problema y no tienes derecho a meterte en mi vida. ¿Sabes? No me extrañaría que seas la complice de Paul en todo este engaño. ¡Bravo! -le aplaudi en la cara y ella dio un paso desafiante hacia mi. -Lograron robarme lat empresa y las joyas de mi familia, ¿qué sigue? ¿Van a robarme la Villa? Eres una ladrona mugrosa.
-Ay, por favor, vas a seguir defendiendo al santo de tu exmarido. Es un infeliz, un infiel que lo único que hizo fue engañarte quien sabe con cuanta mujer se le cruzó por al frente. Y si vas a seguir acusándome sin pruebas, le pediré a seguridad que te eche de mi empresa, no tienes nada qué hacer aqui. Te crees mucho porque volverás a ser la Sra. Lancaster, qué pena me da lo bajo que has caido. – me abalancé sobre ella para tirar de su cabello sin lastimarla, pero unos brazos me impidieron lograr mi objetivo.
Le lancé una filosa mirada a Alexander, pero no logró verme pues estaba mirando horrorizado a Abby por lo que acababa de decir.
¿Es que acaso no entendió lo que le dije?
-Abby, ¿qué estás diciendo?-preguntó un confundido Alexander, que todavía no se daba cuenta que esto era pura actuación, a pesar de que hace unos minutos le dije que me siguiera el juego.
pisar su pie para que por fin me mirara a la cara, antes de que se quejara del dolor, entendió lo que le queria decir con la mirada
soy Sarah Doinel y esto es para que me respetes. no esperé un segundo más y estampé la palma de mi mano contra su mejilla tomándola por sorpresa, dejando todo el pasillo en completo silencio, tardé en caer en cuenta
estaba tomando muy en serio
me miró con los
eso, esto
se referia a que la habia lastimado. -Has cruzado el limite, pero gracias, hace años queria hacer esto. -vi las intenciones en su mirada y me preparé mentalmente para recibir la bofetada de regreso, era lo minimo que merecia por dar pie a
hacia mi con una
que puede llegar
doler, ya lo veia
lan de acuerdo con
rostro se giró con fuerza, cuando su mano impactó
devolvió con el doble de fuerza, por poco me deja
evidente angustia y lo alejé con una mano cuando estuvo a punto de
acaba.
el cabello mientras volvia a meterse en el papel. -Eso es para que entiendas que no te quiero en mi
la mia.
estúpida, a mi nadie me corre, la que sobra aqui eres tú, la única intrusa eres tú. -volvi a levantar mi mano con la intención de golpear su otra mejilla, pero tomó mi mano en
favor, me arde la mejilla. -susurró tan bajo que apenas pude escucharla, pero
parecia dispuesto a entrometerse en nuestra pelea, pero se notaba
–
esta empresa
mi cabello cuando te haga la señal.-le susurré sin dejar que nadie se diera cuenta y me solté de su agarre para reirme sin gracia. -Vete al diablo. -dije mirándola con desprecio de arriba
-respondió antes de pasarle su cartera a Paul,
me frotaba el dedo en la frente, dándole la señal que
por la cabeza, dando la impresión de que estaba tirando de mi cabello, de inmediato, enredé mis dedos en su cabello y movi su cabeza
y giré mi rostro en el momento que
mejor, dame una paliza, rompe mi vestido. -su susurro solo lo pude escuchar yo, pues ya estábamos rodeadas de los chismosos que presenciaban la escena sin ser capaces de detenernos y que ni se atrevan. -¡Divorciada cornuda! -nos giramos en el suelo, quedando ella debajo
escoria que pueda existir. -le di un par de falsas bofetadas antes de seguir tirando de su cabello de un lado a otro, mientras ella se quejaba de dolor y se retorcia
rodearon por la cintura y me alejaron del cuerpo de Abby, quien comenzó
meterme? Mi hermana se sabe defender. -escuché la voz de Paul y supe que Alexander
y el vestido rasgado, y cuando estuvo por volver a atacarme, Alexander me alejo, dejando su cuerpo entre las dos y
suelo y entrelazó su mano con la mia dispuesto a marciarse conmigo, pero le apreté la
la ayudaria a
salvaje! ¡Cornuda! ¡Tarantula ponzoriosa! -los
de
–
que quieras, veremos quien sale perdiendo. -respondi con la voz
fuera a
abogado Richman, alguien
que hacen mirando! ¡Vuelvan a su trabajo! -Abby estaba descontrolada y le terminó gritando a
sitios mientras cuchicheaban en voz baja. Tomó los
que Paul la
vamos a encargarnos de esto. Sarah, te has metido en serio problemas, qué salvaje.
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In Chapter 100 of the Heredera divorciada Novela de Juliany Linares series,Sarah petit and Alexander Lancaster were married after many years, but Alexander's indifference tired her. Alexander is a great businessman but he is indifferent to people. Now the two are divorced and the thing Sarah is worried about is the baby in her belly,....... Follow Chapter 100 and the latest episodes of this series at Novelxo.com.
Heredera divorciada Novela de Juliany Linares NOVEL Chapter 100
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