Capítulo 45

La noticia de la renuncia de Selena se difundió rápidamente dentro de la empresa Cedrés Business.

Mientras regresaba a su oficina, muchas personas la rodearon, intentando hacer que cambiara de opinión, pero su actitud era muy firme y no aceptaba los consejos de nadie.

Por supuesto, también había quienes se burlaban y la ridiculizaban, pero no les prestó mucha atención.

Cuando finalmente regresó a la oficina, después de muchos contratiempos, Rosa y Héctor ya estaban állí.

Rosa estaba junto a Héctor, susurrándole a los empleados que limpiaban la oficina.

7

“No necesito esta mesa ni este armario. Quiero que los materiales para los perfumes sean nuevos, los archivos antiguos se tienen que reimprimir, hay que comprar libros nuevos…”

Se volvió hacia Héctor y le dijo con una sonrisa, “Lo siento, no estoy acostumbrada a usar cosas que ya han sido usadas por otros“.

Héctor sonrió y respondió: “No hay problema, todo será como tú quieras“.

Selena los vio fríamente, sintiendo que el comportamiento de Héctor y Rosa ese día era un poco extraño.

Existía una sensación de… distanciamiento evidente.

“¿Sigues soñando despierto? ¿No te vas a mover?” Héctor se dirigió los empleados que todavía no se movían, frunciendo el ceño y regañándolos en voz baja. Los dos empleados se miraron indecisos.

“Ustedes…”

“Gael“, dijo una voz tranquila.

en la oficina se volvieron hacia la puerta, donde Selena ya estaba

“Señorita Morales…”

encendedor?” Preguntó

un encendedor

encendedor, abrió el armario y sacó una carpeta.

las fórmulas de perfume que he investigado y desarrollado a lo largo de los años, incluidas las que ya han sido

entrecerró los ojos,

frente a Héctor, prendió fuego a todos los documentos.

de las llamas iluminaba los rostros de las personas

cenizas, Selena devolvió el encendedor a Gael y

derecho a disponer de mis cosas, así no

esto, miró fríamente a Rosa, con el

dijo: “Tira todo lo de la oficina, no vaya a ser que alguien lo

se quedó atónito, pero finalmente aceptó. “¡De acuerdo!”

Selena tomó su abrigo, su bolso y se

pensó por un momento y la siguió. La alcanzó en las escaleras y

el ceño,

de soltarla, Héctor apretó su mano aún más.

verdad vamos a terminar

de Héctor, su rostro

su apartamento, con cientos de pensamientos revoloteando en su mente. Recordó lo que Anna

aceleró y su auto negro recorrió las calles de la

cuanto llegó

había necesidad de aferrarse a esos asuntos

aferrarse, pero tenía que responsabilizarse de sus acciones, no

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