Capítulo 1140

Él la agarró de la muñeca, casi arrastrándola con fuerza, camino al estacionamiento.

Mientras ella luchaba, gritaba: “Octavio, sueltame!”

Él pareció ignorarla y siguió arrastrándola. Las mujeres detrás de ella, vestidas con vestidos elegantes y tacones altos, estaban desorientadas, tambaleándose, pero seguian resistiendo

*Señorita Alicia!*

El conductor que habia estado esperandola en el estacionamiento escuchó su voz y corrió hacia ellos, confundido al ver la situación.

Habia visto a Alicia antes, pero también conocía al señor Benito

“Salvame, no lo conozco Le gritó al conductor, quien finalmente reaccionó y dio dos pasos hacia adelante.

*Señor Octavio!”

“¡Lárgate!”

El hombre que normalmente no mostraba expresiones, en ese momento, tenia una mirada muy sombría.

El sonido del auto desbloqueandose resonó varias veces Octavio arrastró a Alicia hasta su coche, abriendo con fuerza la puerta del copiloto.

Ella se agarró a la puerta, negándose a moverse. “Octavio, tú

¿Acaso no me conoces?”

El la interrumpió y echo un vistazo a la puerta donde se ella sostenía, riéndose friamente.

¿Crees que eso me detendra?”

“Octavio! ¡Estás loco, estás enfermo!”

Ella grito, y sus ecos resonaron en el vacio del estacionamiento, sin desaparecer.

El hombre no parecia afectado por sus gritos, la miró con una sonrisa y le dijo en voz baja.

“Puedes subir al coche por ti misma y te llevo a casa, o te cargo y lo hacemos directamente en el auto.”

La joven se quedó boquiabierta, agarrándose firmemente a la puerta, pero poco a poco se calmo

a volver a casa contigo, y nunca más lo haré

burlona se escuchó en su oido, y al segundo siguiente, su cuerpo fue levantado del suelo. Octavio retrocedió un paso, la mano de la joven que sostenia la puerta se soltó, y un dolor agudo se apoderó de sus dedos. Inhalo bruscamente y antes de que

acercó, envuelto en el

te cargo y lo hacemos directamente

de reojo al conductor parado a un lado, desconcertado. Su cabeza estaba aturdida, pero su mente estaba increiblemente clara, llena de olor a alcohol, como un denso manto

“Octavio, Octavio.”

extendió la mano para empujar su hombro, agarrándole los dedos firmemente.

quiero…” Murmuraba una y otra vez con los ojos bien abiertos, su voz angustiada tenia un tono lloroso, pero no

¡No obedeció!

sumisión, su voluntad

su barbilla, apoyando sus manos en su cabeza,

una oportunidad, Alicia, te lo he dicho muchas

labios y agarró con todas

¿qué quieres hacer? ¿qué

él, recordando cada

su suave mejilla, deslizando su mano por su piel,

¿Qué quería hacer?

quería hacer exactamente?

desobedecia, siempre luchaba contra

no queria que hiciera, jella lo

estar a

necesitaba ganar dinero, no necesitaba preocuparse por nada, el podria darle todo

de su frente hacia atrás, mostrando su lisa y llena frente,

estar Menos de una tinta espesa,

“Bésame.”

viejos tiempos, ella padia besarlo cuando y donde quisiera, como una parte normal de su vida

en silencio, sin hacer nada

el serio y bello rostro de Octavio, una ira incontrolada

o simplemente

Alicia habló, con una voz especialmente monótona, “Octavio, si no te lo

cuerpo se endureció repentinamente

siempre desobedecia?

siempre se

qué no podia quedarse quieta a su

simplemente ignoró

“¿Me odias?”

es

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