Capítulo 1857

Perla temblaba hasta los huesos, negaba con la cabeza, sus ojos estaban llenos de miedo y

desamparo.

“¿Qué demonios quieres?”

Elio la miraba con desdén. “La pregunta es ¿qué quieres tú? Perla, tú quisiste este matrimonio, lo conseguiste a como diera lugar. Tú decidiste empezar esto, pero cuándo se acabará no está en tus manos. Si quieres ir de frente contra mí, adelante, veamos quién es más fuerte.”

“Entonces, ¿cuál es tu punto? ¿Acaso no puedo pedir el divorcio hasta que te canses de jugar conmigo?” “Puedes pedirlo y yo podría aceptarlo, con la condición de que me dejes a Violeta.”

“¡Sabes muy bien que jamás renunciaré a Violeta!”

Él sonrió levemente. “¿Quién sabe? Tal vez Jonathan y las acciones que tiene valgan más para ti que Violeta.”

Ella se mordió el labio con fuerza, dejándose marcas blancas alrededor de la boca.

“Elio, ¿por qué haces esto? Violeta es mi hija, no tienes ningún derecho sobre ella, ¿por qué insistir tanto?”

“No necesito razones, me basta con quererla.”

Perla estaba a punto de abofetearlo por esa respuesta tan desfachatada.

“Pero al final la vas a dañar, tienes tu vida privada no acorde a la crianza de una niña, hasta podrías casarte con otra. ¿Qué le podías ofrecer a Violeta? Aparte de escándalos que la pongan en la mira de todos, ¿cómo esperas que crezca sana en una casa con un padrastro y una madrastra? ¿Es ese tu modo de ‘quererla’? ¡No estoy de acuerdo y no lo estaré ni muerta!”

Elio encogió sus hombros indiferente. “Como quieras.”

Ella sentía una opresión en el pecho, incapaz de desahogarse.

¿No estar de acuerdo ni muerta?

Si ella moría, ¿qué sería de Violeta?

¡Qué situación más cruel!

Sentirse atrapada sin salida era insoportable.

Elio, viendo su desesperanza, retrocedió un par de pasos hacia la puerta.

Pero Perla lo agarró de la camisa, tirando de él con fuerza.

“¿Qué demonios quieres de mí? ¡Elio! ¿Qué planeas hacer? ¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz?”

“¿Dejarte en paz?” Elio replicó con frialdad. “Parece que ahora te toca a ti quejarte. ¿No pensaste en si yo te dejaría en paz cuando me atrapaste? Y ahora quieres salirte con la tuya, ¿crees que soy un juguete con el que puedes hacer lo que quieras?”

Ella lo miraba fijamente, con una expresión compleja. “Ya escuché suficiente, reconozco mis errores, pero nuestro matrimonio no puede seguir así indefinidamente, ¿verdad? Dime un tiempo específico,

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¿cuándo podremos terminar con esto realmente?”

La expresión de Elio se oscureció. “Perla dime, ¿por qué de repente sacas el tema del divorcio?”

Ella se quedó perpleja, sin entender cómo, después de tanto rodeo, habían llegado a esa pregunta. ¿Por qué?

Elio apretó sus hombros. “¿Y si te ayudo a tomar control de la empresa?”

Los ojos de Perla temblaron intensamente.

logres tu objetivo sin necesidad de las acciones de

manera,

no lo perdonaré. Si no fuera por esas acciones, no querría volver a verlo en mi vida, ni siquiera si me divorciara de ti. Ya no lo

quién amas ahora?”

su mirada llena de conflicto. “Yo… amo… amo

rostro se contraía

podría ser igual?

un rugido hacia ella y cerró sus ojos,

tomó una

divorciarte por

“¡Por las acciones!”

as accio

tenido colgada con desde hace tiempo y nunca antes habías mencionado

explotó de nuevo y Perla sintió su rostro entumecerse.

pudo responder de inmediato y él volvió a gritar:

con un zumbido en

de traer esto a colación! Si no estuvieras por ahí divirtiéndote, dejando a Violeta expuesta. ¿En qué situación nos has puesto? ¿Alguna vez

habitual dulzura de Perla estalló, dejando a Elio

sabes que eres mi esposa?!”

con amargura: “¿De qué sirve si yo lo se? ¿Dejarás

que yo tendría la oportunidad de buscar diversión

esbozó en los

lo más bajo? ¿Culpar a tu esposa

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fijamente, su expresión se suavizó y se

por Jonathan, ¿es

¿por ti

mujer y estás celosa? ¿No lo soportas? ¿Estás dolida y

sonrojó ante la acusación directa, sin estar

está celosa? ¡Esto

por Violeta?” Elio frunció el

“Yo…”

una voz amenazante, “piensa bien lo que vas

que ella levantara la vista hacia

que

labios y contraatacó con una

“¿Cuánto me odias?”

yo quien está

digo que te quiero, ¿estarías

del hombre se endureció

agradable ser querido.

con solo ser querido es suficiente?”

aún más el

no solo te

que sujetaba su

mucho coraje para decir esas palabras, si no fuera por la tensa atmósfera entre ellos, o si él no la hubiera llevado a ese punto, ella

había llegado a ese extremo, lo peor

para cualquier reacción, su corazón se encogió al percibir la suya. No era decepción, sino desesperación.

Ella lo sabía.

no mostrar demasiado, forzando una

solo estaba hablando por hablar.”

lo que intentas decir es que me amas, cierto?” Él la miró fijamente.

Perla no respondió.

te creo,” dijo él.

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