Capítulo 39

Había pasado tres años sin ver a Mikhail, tal vez era hora de aclarar el panorama. Iría a la boda, sin embargo, una cosa era lo que se planeaba y otra lo que ocurría. El día que debía partir hacia Londres para asistir a la boda, amaneció enferma; al parecer comió algo en mal estado en el campamento, porque pasó toda la noche vomitando, después se descompuso del estómago y empezó la fiebre. Fue al médico y le colocaron antibióticos porque le diagnosticaron una infección intestinal, pasó tres días sin poder salir de la casa. Llamó a Ivanna desde el hospital para informarle de su enfermedad, su hermana le dijo que no se preocupara que ella justificaría su ausencia, no se inquietó mucho y decidió dejarlo en manos del destino. «Lo que ha de ser, será», penso antes de dormirse. Días más tarde recibió una llamada de su padre. Acababa de llegar de trabajar, y estaba cansada después de pasar el día entreteniendo a niños de once años. Le gustaba su trabajo, pero a veces era agotador. Cuando su móvil repicó, contestó la llamada y apenas le dio tiempo de decir hola cuando escuchó los gritos de su padre. -¿Qué has hecho? Tu prometido quiere romper el compromiso contigo y no lo permitiré. -Hola, padre. -¡No me vengas con eso, Jelena! Dime, ¿qué has hecho? ¿Por qué tu prometido quiere romper el compromiso? -No tengo ni idea, padre, pero igual no quiero casarme con él. -La determinación de su voz convenció a su padre de que hablaba en serio. -¡Te casarás con él! -gritó el señor Smirnov. -No, padre, no lo haré. Déjeme en paz y olvídeme, como ha hecho todos estos años. -Eres mi hija y me debes obediencia. -No le debo nada, padre, ¿acaso olvida que cedió mi custodia a Dimitri Kuznetsov -¡Insolente! Te daré una paliza y te arrancaré la piel a tiras. 

-Atrévase a ponerme una mano encima y lo denunciaré con la policía, aquí no tiene poderi sobre mí y nunca regresaré con usted. Mi vida está aquí donde soy libre, merezco ser feliz, padre, así que déjeme en paz. – ¿Te atreves a desafiarme? Pues prepárate, hija, porque no tendré compasión de ti – dijo suavemente antes de cerrar el teléfono, dejando a Jelena temblando por el enfrentamiento. 

Unos días después recibió otra llamada que la preocupó, Gema le pidió pasar unos días en su compañía, su voz era ronca como si estuviese llorando. No dudó en decirle que las puertas de su casa estaban abiertas para ella, amaba a su sobrina. Ese día era su descanso de trabajar en el campamento, por lo que decidió salir temprano a comprar comida, al bajar le informó al portero del edificio que esperaba la llegada de Gema y cuando regresó decidió limpiar el apartamento. 

A mediodía el telefonillo interno sonó, el conserje le anunció la llegada de su padre. i Maldición! No quería verlo, pero sabía que era mejor terminar de una vez con ese asunto. Lo 

espero en la puerta tal y como estaba vestida, con un viejo pantalon de chandal y una camiseta Su padre, al verla de ese modo, endureció sus facciones y entró en su casa mirándola despectivamente. 

-Buenos días, padre. 

mujer de nuestra posición no se viste de esa manera.

¿qué quiere?, ¿por qué está aquí si ya conoce mi posición? -¡Descarada! –gritó enfurecido su padre-. Tienes dos opciones, o regresas conmigo para casarte con otro hombre, un jefe de la Bratva, o te las arreglas para casarte con Mikhail Kuznetsov. Aún tienes

mi vida como hizo con mis hermanas. Soy mayor de edad y en este país no puede obligarme a nada, ya presenté la solicitud

desafiante-. Deme un alegato de refuerzo para mi solicitud de asilo

dejas otra opción, me llevaré a Karlen y lo entregaré a él.

hacer eso. ¡Tiene

se rompa tu compromiso. Así

me obedezcas! –gritó su padre en respuesta. El timbre de la puerta sonó sobresaltándola. – Jelena, soy Gema, abre por favor. ¡Maldición! No quería que su padre la viera, debía protegerla, él era capaz de hacerle algún

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