Capítulo 8

Ella no había comido casi nada en todo el día, y a esas alturas realmente tenía hambre. A pesar de comer rápido, lo hacía de manera elegante y era agradable de ver.

En un abrir y cerrar de ojos, había terminado el plato de pasta.

“Todavía hay más en la olla, voy a servirte otro plato,” dijo Sofía.

Gabriela sonrio ligeramente, “Mamá, ya estoy satisfecha.”

Sofia continuó, “Entonces, ¿te llevo a tu cuarto para que descanses?”

“Claro,” asintió Gabriela.

El dormitorio estaba hecho con una división en otra habitación, un espacio bastante estrecho, y al lado vivia Sofia.

La decoración era muy sencilla.

Una cama, un escritorio y un armario para la ropa. No había nada superfluo.

Yolanda solia vivir alli anteriormente.

Cuando Yolanda se fue, ya se habla deshecho de todas sus pertenencias, así que ahora ni siquiera había una cobija en la cama.

pizca de vergüenza, Sofia dijo: “Voy a buscar una cobija para hacerte

bien,” respondió Gabriela con

agregó, “A propósito, mamá, ¿dónde

total cinco hermanos y

más joven, Sergio Yllescas, vivia

que Gabriela se refería

de educación, no había conseguido un trabajo estable en años. Solía ser repartidor, no fumaba ni bebia, y su único pasatiempo

el reloj en la pared

se escucharon pasos fuera de la puerta, “¡Hermana! ¡Hermana! ¡Ven a ver

dirigiéndose hacia la

otra persona que Sergio,

llevaba en una mano medio pato asado y en la otra, una sandia

rico!”

y solo en ocasiones especiales como fiestas se daban el gusto de comprar un poco

dientes blancos, “Un cliente que tiene una tienda de pato asado me lo dio! Dijo que nosotros los repartidores sufrimos mucho

de Gabriela que apareció detrás, y con una expresión de

sonrió y le presentó a Gabriela, “Este es Gabi.

gusto, tio,” saludó Gabriela con un gesto de

con una cara como si hubiera visto un

se había comportado de esta manera

me llamo Gabriela Yllescas,” dijo

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