Capitulo 7

Al escuchar eso, Sofia asintió de inmediato, “Si, claro! Gabi, ven conmigo.

El baño esta al fondo, es tan pequeño que da pena y solo cabe una persona adentro, Si llegara a entrar una más, ya ni lograrias moverte.

Sofia mirón Gabriela con algo de nerviosismo.

Tena miedo de que Gabriela no se quedara conforme, después de todo, Gabriela habia estado. Ambrada a vivir una vida lujosa,

Al notar que no habia cambio en la expresión de Gabriela, Sofia continuo: “Gabi, tú duchate primero, yo

a buscar algo de ropa para que te cambies.”

“Te lo agradecería mucho, asintió Gabriela con la cabeza.

En casa habia algunas prendas que Yolanda ya no queria, incluso nuevas, que Sofía habla comprado para que Yolanda las usara en casa, pero a Yolanda le parecían demasiado sencillas y no se las puso. Pero Yolanda tenia una estatura un poco más baja y era un poco más rellenita que Gabriela, así que definitivamente la ropa de Yolanda no le quedaria bien a Gabriela.

Sofía se fue a la tienda de ropa más cercana y gasto diez dólares en dos conjuntos nuevos para Gabriela.

Quizás para la gente común, un conjunto de ropa de cinco dólares era una ganga de mercadillo, pero para Sofía, un conjunto de ropa de esa cantidad ya era un lujo.

Normalmente ella vestia ropa usada que otros no querian.

que ahorrar mucho

frente

de ganso perfecta, una piel fina y tan blanca que casi era traslúcida, unos ojos hermosos de fénix ligeramente levantados, y unas pupilas claras como la obsidiana, llenas de misterio. Pestañas largas y

rostro entero irradiaba una

una sonrisa, la belleza en el espejo hizo lo mismo, y una sonrisa seductora como

un cierto parecido con la de su

su corazón

de

de cisne blanco como la nieve, y con un aire travieso, silbó hacia su reflejo en el espejo,

admirarse un rato en el espejo, Gabriela se puso la ropa.

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14.0

frunció el ceño.

estaba acostumbrada a la ropa de marca, pero le resultó extraño ponerse tejidos de menor

ganar su primer gran dinero cuanto antes, para llevar a

recordando fragmentos de su

cambió y salió

salió de la cocina,

atónita y las palabras se atoraron en

blanca impoluta, casualmente anudada en la cintura, desenfadada,

y rectas, un rostro sin maquillaje pero tan hermoso que era difícil apartar la mirada, y

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