Capítulo 99

Al escuchar a Gabriela hablar con tanta confianza de que no tendrían pérdidas, Fabiana no pudo evitar soltar una carcajada.

“Chiquilla, déjame decirte algo sin que te ofendas. Tu pequeño establecimiento ya no está en el punto de si pierde o gana dinero, sino de si cierra o no. Ya que acabas de abrir, te aconsejo que lo mejor es que aproveches y vendas el local antes de que sea demasiado tarde.”

Habian pasado medio día desde la apertura y aún no había llegado ni un solo cliente. Fabiana no entendía de dónde sacaba Gabriela tanta seguridad.

Era una chica linda, sin duda.

Una lástima que no pareciera tener la cabeza para los negocios.

Fabiana miró a Gabriela con un gesto de compasión y luego añadió: “Estoy ocupada con mi negocio, así que no puedo quedarme más tiempo. Me voy.”

“Ven a visitarnos cuando puedas, hermana Fabiana“, dijo Sofía con una sonrisa en el rostro, acompañándola a la salida.

Al poco tiempo, Sofia regresó con una expresión preocupada. “Gabi, tal vez debamos considerar transferir la tienda…”

Sofia también habia estado llena de confianza, creyendo que con perseverancia podrían hacer prosperar el negocio. Pero tras un primer día sin clientes, se le habían esfumado las esperanzas.

Gabriela sonrió y tomó la mano de Sofia. “Mamá, no se desanime. ¡Aún no es hora del almuerzo! Vaya a preparar ciento cincuenta porciones de ‘Conejo Picante‘ y ciento cincuenta postres para antes de la comida. Le aseguro que cuando llegue la hora del almuerzo, habrá gente.”

preocupación. “Gabi, esos platos no se pueden guardar por mucho

nada“, aseguró Gabriela

de Gabriela, Sofía no tuvo más

entró al local consultando su teléfono móvil

de inmediato. “¡Sí, sí, es aqui!”

chica de cabello corto sonrió. “Ha sido un poco difícil encontrarlos. Conseguí este cupón en la aplicación de comida a

postres? En ese momento, Gabriela se acercó con una sonrisa

quedó sorprendida al ver a

mio, qué hermosa es esta señorita!‘

¡Parecía un hada!

le pasó su teléfono

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revisó el móvil y luego guió a la chica a una mesa junto a la ventana. “Siéntese aquí, por favor. Usted ha conseguido un cupón en su teléfono, aquí tiene el postre que ofrecemos como cortesía de la casa, ‘Bosque Helado. Pruebe el postre y si le

de nuevo, “Si no me gusta el postre, ¿puedo

supuesto“, respondió Gabriela asintiendo con la cabeza. “Si desea ordenar algo

se sintió impresionada por

sobre no pedir nada, pero ella realmente había aceptado su

comentario.

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