Capítulo 315

Estaba celoso.

La abuela Zesati, con un aire de dignidad, alzó la cabeza y dijo: “Claro, ¿cómo no voy a ser tu madre? ¡Recuerda seguir el plan mañana!” Eva asintió en señal de acuerdo.

No pasó mucho tiempo para que llegara el día siguiente.

Hablan quedado en encontrarse al pie de la montaña.

Gabriela llegó puntual al lugar acordado.

La abuela Zesati, Eva y Sebastián ya se encontraban en el lugar.

En medio de la multitud, Sebastián con su túnica blanca y un rosario en la mano, destacaba especialmente, como si en cualquier momento fuera a ascender al cielo.

“Abuela Zesati, tía Eva“, Gabriela corrió hacia ellos, “Sr. Zesati.”

La abuela Zesati sonrió y dijo: “¿Qué es eso de ‘señor‘? ¡Todos aquí nos conocemos muy bien! Sebastián es doce años mayor que tú, llámalo hermano, eso nunca falla.”

“Soy el quinto miembro de la familia“, dijo Sebastián con indiferencia.

Gabriela entendió el trasfondo de sus palabras, “hermano Sebas.”

La abuela Zesati miró hacia el camino que bajaba de la montaña, frunciendo el ceño: “¿Cómo es que Lucas aún no ha llegado? Eva, llama y pregúntaselo.”

Hablando de coincidencias.

sacó su teléfono cuando este

llamada de

llamada, Lucas dijo que no podría asistir debido a

emocionado que no pudo dormir durante toda la noche, y esa mañana se había rociado con perfume antes de

consejero de la universidad lo llamó para pedirle que fuera a la escuela por un

la vuelta y dirigirse a la escuela, sintiéndose totalmente

dijo: “Lucas no puede venir, será mejor que nos vayamos.”

es que no puede venir de repente! Bueno, ya que Lucas no

nada que ver con Sebastián era

chico era astuto y

y

caminata hacia la

el paisaje montañoso

cubierto de un verde brillante

llegar a mitad de la montaña, la abuela Zesati ya no podía seguir y, mirando hacia atrás a Gabriela, dijo: “Gabi, descansemos un poco, estoy demasiado

también estoy cansada“, Gabriela

sentó en el suelo sin pretensiones, recostándose contra

Zesati le hizo una señal a Eva

instante y se levantó, estirando los brazos: “El aire de la montaña es realmente fresco, con el canto de los

se levantó y añadió: “¡Sí! Deberíamos venir más a

ese momento, Eva gritó con una cara llena de terror: “¡Una serpiente!

¡rápido, mátala!“, grito la abuela Zesati, también

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