CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 13. ¡O debajo de la cama o la ventana! ¡Tú elijes! 

Maddi quedó aturdida y con el corazón latiéndole desbocado en el pecho mientras James la tomaba entre sus brazos y la besaba apasionadamente. Podía sentir su lengua jugueteando en su boca y sus dientes mordiendo su labio inferior. Pero la sorpresa cedió en el mismo momento en que ella cerró los ojos y pasó los brazos alrededor de su cuello. 

A medida que la pasión crecía, Maddi se sentía cada vez más ansiosa, incapaz de resistirse a la voluntad de James. Respondía a su beso aferrándose a él desesperadamente, ardiendo de deseo por sentir cada centímetro de su cuerpo contra el suyo. 

-No es cierto que no me gustes–susurró él cuando finalmente tuvieron que separarse porque ninguno de los dos podía respirar bien. 

-¿Eh..? 

-Lo que dijiste… lo que dijiste en el tribunal, de que no me gustas, no es cierto -dijo James mirándola a los ojos-. Me gustas muchísimo, Maddi; pero no iba a ser el siguiente imbécil en faltarte al respeto. Ahora estoy divorciado, solo lamento haber tardado dos minutos y cuarenta segundos en besarte. 

Maddi dejó escapar una risa suave, pero parecía que no sabía qué decir. 

-De verdad pensé que no te gustaba nada. 

-Y yo pensé que era demasiado pronto para los dos -respondió él acariciando su mejilla—. Tú saliendo de una traición, yo saliendo de un matrimonio caótico. Tenía miedo de que pudiéramos confundir las cosas. 

-¿Y crees que las confundimos? -preguntó Maddi preocupada y a él se le aflojaron hasta las rodillas con aquella carita—. ¿Crees que de verdad te gusto, o solo sea… apego, por lo del bebé? James se mordió el labio inferior y rio. 

—Maddi, la última vez que me “apegué” demasiado necesité dos duchas frías y un trabajo manual ¡solo para que se me quitara el apego! -dijo y ella se puso colorada-. Me gustas de verdad, me gustas como mujer y me gusta ese cerebro hermoso que tienes. 2 

La vio sonreír y el corazón se le aceleró todavía más. Todo aquello era cierto. Para él Maddi era una mujer hermosa, tenía una belleza frágil y suave, pero un carácter capaz de poner de rodillas a cualquiera. 

-Pero no me has dicho algo importante -murmuró él-. Aquí ando yo besándote y manoseándote y la verdad es que no me has dicho si a ti también te pasa lo mismo. 

-¿Eh? -preguntó Maddi con los ojos abiertos de par en par. 

-Tienes que decírmelo, Maddi, si te gusto. Porque a mí se me nota bastante pero a ti no. 

James la estrechó contra su cuerpo y aquella insipiente erección hizo que la muchacha se sonrojara. 

-Claro que me gustas -susurró Maddi, mirándolo con sus ojos brillantes- ¿Cómo no me vas a gustar si eres un príncipe? Pero… no estoy en la mejor situación y no quería que creyeras que me estaba aprovechando. 

-Maddi -dijo él con dulzura-, jamás pensaría eso. Nunca se me hubiera pasado por la 

cabeza verte como esa clase de persona. Eres demasiado importante para mí. Solo quiero que te sientas libre de decirme las cosas como son. 

-Eso tampoco puedo hacerlo. 

-¿Por qué no? 

-Porque quiero que me sigas viendo tierna. -Maddi hizo un puchero y él apretó los labios para aguantar la risa mientras se inclinaba hacia su oído. 

Estás tratando de evitar la idea de follar salvajemente sobre un escritorio del juzgado ¿ verdad? – le susurró con voz ronca y la sintió estremecerse contra su cuerpo antes de asentir. 

Mmmjjjmm. 

en

mientras sus manos recorrían su cuerpo y Maddi sentía que se derretía

susurró él-.

comportamiento indecente. 

agarrados de la mano, como si fueran dos

los cristales deshechos. Sabían de sobra que eso era una venganza de Sabrina, pero la verdad era que no les importaba, por fin

y Nathan decidieran continuar la celebración en su casa, y luego se le sumaron John, Will, Connan, la nena, y tuvieron la mejor tarde del mundo

y James no dejaban de mirarse, y casi siempre con deseo, pero con todos allí no

porque solo le bastaba con mirarla para que se le saliera el Rey León que había tenido dormido por un buen tiempo.

molestaría si esta noche nos quedamos aquí? -preguntó Meli de repente-. Es que nos íbamos a quedar en el departamento de Sophi, pero es que en el centro de la

pueden quedarse, Meli! ¿Qué pregunta es esa? Si en esta casa lo que sobran son habitaciones. John también se está quedando con

queríamos pasar

las habitaciones principales, y de paso voy por más

minutos después a James le entró una llamada de trabajo y

Nathan–.¿ No se dan cuenta de que esos dos se traen tantas ganas que lo único que les

damos cuenta! -exclamó Nathan-. Pero hubo un tiempo, por allá cuando él era bebé, en que James no nos daba ni un respiro

 

-replicó Meli chocando su puño, ¡y que agradezca que

una noche! 2 

la nevera después de servir los refrescos cuando sintió que alguien tiraba de su brazo y en cuestión de segundos estaba encerrada con James en la despensa.

con urgencia y él la levantó, haciéndola enredar las piernas alrededor de su cintura mientras la apretaba contra una de las paredes. Maddi intentó que aquel gemido se le

hagas, esto, no podemos hacer esto aquí -jadeó Maddi buscando su boca y enredando la lengua con la suya en una batalla

te quiero torturar un poco, para que pases hasta mañana pensando en lo que voy a hacerte -dijo él en su

¿Y tú desde cuándo eres tan malo?

-Desde 

-sonrió James soltando dos botones

con el pulgar y le devolvió los pies al suelo

-susurró mientras acariciaba la pequeña

¿No has escuchado hablar

No. 

voy a aplicar hoy si no me sueltas.

Él tenía una erección de mil demonios y ella estaba

con la familia cuando estuvieron medianamente presentables y estuvieron charlando y celebrando hasta que Will y Connan se despidieron. Todos se fueron a dormir y la venganza de Maddi fue cerrar a puerta de su habitación con seguro para que James no tuviera más remedio que

habían pasado diez minutos cuando Maddi comenzó a sentir aquel calor desesperante que recorría su cuerpo. Pateó las mantas y se revolvió en

en realidad, y por supuesto era con James. Soñaba que estaba con él, que estaba seduciéndola y conquistándola hasta controlar cada gemido que salía de sus

sobre sus codos y veía la sonrisa

su vientre, sus piernas abiertas y sus bragas desaparecidas. Y

-susurró ella entre gemidos, sintiendo su cuerpo estremecerse de

dedos enredarse en sus rizos mientras Maddi arqueaba la espalda involuntariamente y

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