CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 23. ¿Ustedes se conocen? 

Los dos hombres, de traje y corbata, se presentaron en el despacho de James King. Uno tenía unos treinta y cinco años, rostro amable y un currículum impecable como guardaespaldas. Él fue el que le dio todas las explicaciones y referencias a James de por qué la agencia lo enviaba y hasta le contó algunas anécdotas de sus trabajos previos. 

-Muy bien, queda contratado. Gracias, señor Sibar -dijo James dándole la mano. 

-Para servirle. 

El primer guardaespaldas se retiró y entró el siguiente. 

Tenía unos veintitrés o veinticuatro años, currículum corto y no despegaba los labios. 

-¿Puedes decirme por qué la agencia me recomendaría a alguien tan joven? -preguntó James y el muchacho solo dijo dos palabras. 

-Trabajo bien. 

James arrugó el ceño porque tenía una cara de niño que no podía con ella y la seriedad de un hombre de ochenta años. 

¿Has disparado un arma? -le preguntó. 

-Varias veces. 

-¿Has matado a alguien? -insistió James tratando de sacarle alguna información. 

-No lo sé. 

-¿Cómo que no lo sabes…? ¿No sabes si mataste a alguien? 

-Pues no es como que me haya regresado a preguntarle si estaba bien -respondió el muchacho con tono neutro y James asintió. 9 

Parecía como si hubiera sido diseñado para la tarea, como un robot con programación perfecta. 

-OK, entonces… si la agencia confía en ti, creo que yo también debería hacerlo -murmuró James–¿ Tienes algún requerimiento especial en cuanto a salario? 

-No, señor. Pero en cuanto a otra cosa, sí -respondió el muchacho. 

-Claro, dime. 

-Tengo entendido que se solicitó protección para dos mujeres. ¿Es correcto? 

-Sí, así es. 

-¿Me puede asignar a la que menos hable, por favor? 4 

James apretó los labios para no reírse. De las dos la que menos estaba en riesgo era Nahia, pero por otro lado Maddi no necesitaba un robot perseguidor, sino una persona afable como Sibar, así que… 

-Está bien, le asignaré a mi hermana pequeña. Es una niña muy dulce y dócil, solo tiene que 

acompañarla a la universidad y ella se pasará el día entretenida en sus clases. 7 

-Le agradezco, señor -fue la respuesta y James se levantó extendiendo su mano. 

señor Orlenko.

Aaron, por

tarde conocerás a mi hermana. Te

señor. Con permiso.

la oficina y James respiró profundamente. Además de todo tenía un investigador tras los pasos de Martin, vigilando que no se le fuera a ocurrir hacer ninguna estupidez, pero por el momento todo

que conocieran a sus guardaespaldas. Sibar de inmediato hizo buena conexión con Maddi, los dos eran personas amables, sacrificadas y

es una put@ broma! ¿¡Tú qué carajo estás haciendo aquí!? -gruñó en dirección al muchacho y Maddi y James se

no era una blandengue, pero solía ser una chica muy dulce, nada que ver con aquella gata boca arriba en la que de repente se había transformado.

en el rostro de Aaron duró solo un segundo

conocen? -preguntó

palabra “ex” y menos

punto de acceder

cuenta al

no, pero…

-murmuró Aaron y Nahia

tú lo ayudaste!

que te hice -siseó él con voz tajante y a ella se le fue un gruñido hosco.

junto a ella y llamó su atención.

contrató, si lo devolvemos a la

me duele -siseó

con voz dulce pero firme-, así que si tienes un problema con él deben

sonó a Nahia a “desquite“. Se giró hacia Aaron y lo miró con la

habitación y mi sofá es muy caro, así que ve consiguiéndote un saco

se acercó a James, hablándole por lo bajo. -Creo que me mintió, señor. Por la loca cobro el doble.

acomodó el saco antes de correr

miró

¿Por qué

ese? 

cuello y le acarició el cabello de

aleja de su familia porque tiene el corazoncito roto -le sonrió ella-. Ahora ya sabemos por qué, pero todos tenemos nuestra bandita, ¿verdad? Y

-exclamó James.

Pero van a entenderse, ya

en las horas

semana pasó rápida y alborotada. Las escenas de Nahia con su guardaespaldas eran el chisme favorito de James y Maddi, y como era normal, del resto de la familia cuando se ponían

llegar las cartas de admisión de las universidades. Las de Nahia eran casi todas aceptaciones. Maddi recibió varios rechazos, pero James no le permitió deprimirse; por haber interrumpido sus estudios hacía más de seis años

estoy seguro de que lo conseguirás -le

consigue -murmuró Maddi

las hiciste tú, si entras a alguna universidad te garantizo que será por tus méritos, no por mi dinero. ¿De acuerdo? -la animó-. Pero eres una persona muy especial, Maddi,

entró a la casa corriendo como un loco. -¡Maddiiiiiiii! ¡Maddi, baja! ¡Baja nena, apúrate! -le gritó

y descorchó la botella con emoción, casi bañándola en champaña. -¿Estás

-exclamó James dejando a un lado la botella y

ella tomándolo y por la parte de atrás decía Royal Holloway University of

Maddi contuvo la respiración mientras

me aceptaron? -susurró con un

a reír y abrazándola.

verdad, James? -preguntó sin creerlo todavía-. ¡Oh, Dios mío! -exclamó ella abrazándolo y derramando unas

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