CORAZONES ATADOS. CAPÍTULO 21. ¡Te estoy devolviendo el favor! 

Maddi sentía que le hervía la sangre en las venas. Todo ese letargo doloroso en que había estado las últimas semanas había desaparecido en cuanto había escuchado que Martin estaba amenazando a James con demandarlo por agresión. ¡Porque estaba convencida de que acusando y pidiendo dinero… ese solo podía ser Martin! 

En cualquier otro momento Maddi hubiera dejado que James lo resolviera, pero justo en aquel instante el latigazo de adrenalina la sacudió y se dio cuenta de que ya no quería dejarle pasar ni una más. Estaba molesta por todo lo que Martin había hecho, estaba molesta y furiosa y frustrada y llena de impotencia desde el primer díå, solo que antes tenía mucho que perder, y eso había cambiado drásticamente desde que había perdido a su bebé. 

Bajó en el ascensor y se subió al auto sin molestarse en mirar atrás. Diez minutos después su teléfono comenzó a sonar con llamadas entrantes de Nahia y luego un mensaje de voz. 

“¡No te me puedes escapar! ¿Quieres que James me mate? ¿Nunca te ha arrastrado de los pelos una King? ¿Te quieres arriesgar?” le decía y Maddi no pudo evitar sonreír. Era la niña más vehemente del mundo, pero era una ternura. 2 

No le contestó, y poco después fue James el que empezó a llamarla. Maddi sabía que él no le diría nada que la hiciera reír, al contrario, se lo encontraría preocupado y nervioso, así que cuando se detuvo en el siguiente semáforo le envió un mensaje de texto. 

“Tengo que hacer una diligencia urgente, pero te invito a almorzar. ¿Qué tal si me llevas a ese restaurante tailandés que nos gusta?” 

De regreso le llegó otro. 

“Te ilevo a donde tú quieras, pero quiero saber si estás bien, nena.” 

Maddi sonrió con dulzura. Siempre era tan tierno. 

“Estoy bien, de verdad. Pero tú pagas” 

De regreso le llegó un sticker de corazón, otro de abrazo y una oración: 

“Nos vemos ahí a las dos” 

Maddi respiró profundo porque él le estaba dando espacio para hacer lo que debía hacer, incluso si no sabía lo que era. James era su otra mitad, había tardado un poco en encontrarlo, había tenido que pasar por mucho para entenderlo, pero ella era solo la mitad de ese corazón que latía en los dos. 

Llegó al antiguo edificio donde vivía y se metió al ascensor sin titubear ni por un momento. 

Estaba segura de quién abriría aquella puerta, de lo que no estaba segura era del estado en que se lo encontraría. 

Martin tenía un brazo escayolado y pegado al pecho, la nariz torcida, un párpado un poco chueco y una mirada en los ojos que Maddi no recordaba haberle visto nunca. 

-¿Es mi impresión o tuviste un accidente? -dijo ella y lo vio esbozar una sonrisa un poco torcida. 

-Entra -le dijo él simplemente, y Maddi no dudó ni un momento antes de obedecer-. ¿A qué viniste? ¿ Qué quieres? 

Ella miró alrededor. La habitación era un desastre, la mesa estaba volcada, las sillas caídas y los vasos rotos. En el pequeño mueble junto a la entrada se acumulaban los sobres con letreros rojos de “retraso” o “impago“, y había un par con las palabras “Aviso de Desalojo“. 

tomó el sobre y lo

a solucionar esto sentenció. Vine a quitarte de encima la sombra de James King,

ojo más o menos bueno que le quedaba.

cómo crees que puedes hacer eso? -la increpó con

de cheques y empezó a escribir, su

-¿Eso qué es? 

pediste -declaró Maddi sin mirarlo-. Vine a traértelos yo, porque prefiero ser yo quien negocie

eso! -siseó Martin con un gruñido

podía creer que fuera

humillarse delante de ti, a pedirte disculpas…? ¡Por favor! ¡James va a aceptar la demanda, te llevará a juicio y con el dinero que tiene hará que te metan

desconfianza mientras ella le mostraba aquel cheque de cinco millones de euros. -¿Y tú por qué diablos querrías

soy la novia de un millonario ahora -sentenció Maddi-. Lo que menos necesito es a una basura como tú rondando a mi alrededor. Quiero librarme de ti, y

largo minuto hasta que él extendió la mano para tomar aquel cheque. Maddi no lo dejó tocarlo, solo verlo, pero incluso

-siseó con desprecio porque ella hubiera conseguido algo

  1. no. 

cuestión es si tú puedes darme lo que quiero

la demanda por agresión contra James, y firmame un documento que diga que jamás vas a volver a demandarnos por ningún motivo de nuevo.

voy a hacer

negociación terminó.

le había hecho antes de dirigirse a la puerta. Sin embargo ni siquiera había llegado

-¡Espera…! 

mano de Maddi se detuvo sobre la manija de la puerta, sonriendo de oreja a oreja porque

bien? -preguntó

profundamente-, Retiraré la demanda y firmaré lo que sea para no volver a tener contacto con ustedes jamás. Solo dame…

sido. Pero antes de cantar victoria abrió la puerta y salió.

que hacer, si quieres tu dinero, por

poco después estaban en la delegación

esto significa? -le dijo uno de los policías- ¿Quiere retirarla o quiere

aquel momento no tenía ninguno, lo

es la diferencia? -preguntó el hombre.

retiro de la demanda, puede volver a presentarla cuando quiera, pero si firma el desistimiento, ya no podrá volver a presentar una demanda por el mismo hecho nunca más – le

y su expresión se lo dijo todo.

firmaré un desistimiento o

y Martin los firmó, Maddi sacó el cheque de su cartera y lo puso en

sus manos. 

cuando tú firmes lo demás -murmuró ella mientras tomaba

James iba a firmar, pero él ni le puso objeciones ni se molestó en leer la letra pequeña simplemente porque estaba demasiado embebido mirando

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