ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 24. Orlenko con K

Nahia se quedó petrificada cuando vio a Aaron entrar en el club. No necesitaba escucharlos, la expresión de los dos gorilas gritaba “Si, señor” y “Perdón, señor” más alto que cualquier palabra. Lo vio subir a uno de los reservados del segundo piso y se le quedó observando.

Aaron, por su parte, enseguida localizó a Nahia y la mantuvo a la vista.

El club era enorme por dentro, mucho más de lo que parecía por fuera, y todas las pistas de baile estaban organizadas alrededor de una jaula de pelea. A nadie le importaba que no fuera legal, para la mafia legal era lo que ellos querían y punto.

Pocos minutos después Jürgen Borisov se encontraba con él en aquel reservado de lujo en su club. Ambos eran ricos y poderosos hombres de negocios, y no provenían de mundos demasiado diferentes. Aaron venía de una familia que solía solucionar problemas a nivel internacional y que poseía una vasta fortuna y una red de contactos en todo el mundo. Borisov, por otro lado, era una figura de la mafia local, más local de lo que él mismo imaginaba, pero no dejaba de ser peligroso.

Aaron comenzó el encuentro como solo él podía hacerlo: con un apretón de manos y una acusación directa:

-¿Qué has hecho con mi guardaespaldas? ¿Por qué te lo llevaste?

Borisov miró a Aaron con calma, sin mostrar ninguna señal de estar preocupado,

-No sé de quién me hablas -respondió.

-Jared Meisner, Verónika Radev y una bebé de seis meses. ¿Dónde están? -preguntó Aaron.

-Creo que ha habido un error -replicó Borisov.

-Por supuesto, debe ser porque tus hombres te deletrearon mal mi nombre o algo -gruñó Aaron-. Es Orlenko con K. ¿O ya se te olvidó?

Jürguen Borisov apretó los dientes con una mueca de impotencia.

quién eres. La Bestia Orlenko. El asesino de la Titiritera, el hijo de la Mariposa… te he visto pelear antes -siseó.

sabrás que no vine a aceptar mentiras estúpidas. Tú tienes a mi guardaespaldas, a la mujer y a la niña. Devuélvemelos… y a lo mejor no pierdes la ciudad que con tanto

instante cuatro armas estaban apuntando a su cabeza, pero Aaron ni

territorio! -espetó Borisov con furia.

permite tenerla. Sin

y negó con terquedad.

no se metería en uno mío, así que no pienses que puedes intimidarme

la soga al cuello, Borisov, no me hagas ponerte al Hellhound en tu puerta o peor… a su

ponerse livido, y se dio cuenta de que no sabía a cuál de los dos le

que esconderlo.

lo amenazó

Escúchame bien. Te entregaré a tu guardaespaldas y a su zorra a cambio de algo especial, algo que nunca

sabía muy bien a dónde

hombre en pie?

entre por la puerta de la jaula. Si ganas en mi jaula te los entregaré. Si no lo haces, creo que se morirán todos.

balcón, bajo la atenta mirada del mafioso. Sus ojos se encontraron con los de Nahia y se frotó las

cuatro horas para reunir a tus peleadores. En la

empezaremos.

manos para cerrar el acuerdo, pero antes de que Aaron hiciera cualquier movimiento, aquellos cuatro hombres armados se lo llevaron a un cuarto y por todo el club se extendió la

número, al que respondieron

Orlenko?

lado y la muchacha se paralizó.

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