ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 25. La Bestia está enojada

Aaron no pudo evitar sonreír al darse cuenta de la cara de asesina en serio que llevaba Nahia. Llevaba semanas poniéndose maquillaje a prueba de agua en medio cuerpo para que no se le vieran todos los tatuajes, pero no había forma de parecer un niño bueno estando en una jaula así que… 3

-¡Señoras y señores! ¡Y entrando viene nuestro primer oponente! ¡Él viene desde… -Aaron no le dirigió ni una mirada al hombre que entraba en la jaula. Esquivó el primer intento de puñetazo y apoyó un pie en la malla, girando aquel cuerpazo en el aire para embestir como un torpedo. Luego solo pudieron ver sus hombros que lo levantaban en peso en un segundo extraño y lento luego lo lanzaba con violencia contra el suelo, dejándolo completamente noqueado. La Bestia Orlenko caminó apaciblemente hasta el otro lado de la jaula mientras la multitud rugía-. Este… creo que ya no importa de dónde venía -murmuró dándose cuenta de que el primer asalto literalmente había acabado en menos de diez segundos-. Voy a tener que narrar más rápido. 1

La audiencia estalló en gritos que no pararían en toda la noche, Borisov lo miraba con molestia, pero Aaron estaba en su elemento y Nahia lo notaba. Era como si todo aquello fuera un juego para él, como si no se estuviera jugando la vida.

Rodeaba la jaula despacio, solo esperando. No corría, no saltaba, solo caminaba con la mirada perdida en algún punto vacío frente a sus pies, pero era como si en el mismo instante en que alguien ponía un pie en sus dominios la bestia dentro de él despertara. Atacaba primero, atacaba rápido, y no se dejaba

alcanzar. 2

El narrador de veras tenía que apurarse para que al menos le diera tiempo de anunciar a sus oponentes y la multitud estaba desquiciada.

Aaron no parecía tener ninguna prisa… siempre que la jaula estuviera vacía.

porque viene una nueva batalla y les aseguro que no quieren perderse ni un solo segundo! ¡Viene entrando así de impetuoso, El Tren Martínez! ¡El mexicano se lanza decidido a la pelea y es mejor que venga preparado porque La Bestia hoy no quiere ceder terreno! Sus movimientos son perfectos, pero vacíos…. jel aire no se noquea, señor Tren, su cabeza choca contra ese puño vez… y no hay segunda, señoras y señores, La Bestia acaba de descarrilar ese Tren! – Mientras el hombre caía al suelo desplomado, los espectadores vociferaban y el comentarista casi no podía respirar –. ¡Rápido, aquí viene el próximo! ¡Willy El Torpedoooooo Smith! ¡Viene preparado para desafiar a la Bestia Orlenko! ¡Viene preparado

El comentarista intentaba contener la emoción mientras

contraataca con su hombro bajo. ¡No hay salida para el Griego, el ángulo está cerrado ¡Quita esa cabeza de ahí, Griego! ¡Su

su silla y con la mirada desorbitada por la emoción que emanaba de él. ¡No hay oponentes que

sed de sangre y quiero ver quién entra a enfrentarse a ella! ¿¿i Quién quiere probar su suerte!? ¡No hay nadie

a la jaula. No parecían los más peligrosos pero aun así iba contra las reglas. Aaron miró a Borisov,

esto no está bien! -sentenció el comentarista-. El primer y último hombre en pie no tiene reglas, más que el

haciendo y le hizo una señal al comentarista de que aceptaría la pelea. Por primera vez en esa madrugada Nahia vio a Aaron pasear por la jaula con impaciencia, como si

silencio. Nahia se cubrió la boca con las manos y tuvo que cerrar los ojos mientras veía uno de los pies de Aaron patear de frente una rodilla, mandando la rótula a la parte trasera de la pierna. La multitud había quedado muda, solo se escuchaban los gritos del comentarista y de los hombres dentro

bajo por el esfuerzo mientras Aaron lanzaba al tercer

estaba petrificada. Aaron jadeaba con rabia y en cuanto sacaron a los

suelo entraron cinco

un

los dieciocho estaba quitándole el micrófono al comentarista. Era menuda, de cabello castaño claro y delgada pero con músculos finos y definidos bajo la playera ajustada.

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