ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 37. Un hombre de palabra

Seis horas. Las más largas en la vida de Nahia. Seis horas pasaron mientras los médicos peleaban con todas sus fuerzas para salvar la mano de Aaron. Nadie emitía en un solo sonido, nadie se había atrevido a discutirle aquel matrimonio con Aaron o su decisión de que le salvaran la vida por encima de la mano.

Finalmente, en medio de la tarde más fría de diciembre, el médico salió y le puso una mano en el hombro a la muchacha.

-Va a sobrevivir -le aseguró, y ella no necesitó que le dijera el resto. Se cubrió el rostro con las manos y lloró desesperada, aliviada porque sabía que lo había salvado, pero segura de que a partir de ese momento su vida cambiaría para siempre.

Mantuvieron a Aaron en la unidad de cuidados intensivos de postoperatorio por varias horas, hasta que se aseguraron de que todo estaría bien, y luego lo trasladaron a su habitación.

Largas horas volvieron a pasar, esperando a que por fin abriera los ojos, pero cuando lo hizo ni siquiera miró a su familia. Sus ojos fueron directamente a su brazo izquierdo… y a todo lo que faltaba de él. Había una venda ajustada un poco por encima de su antebrazo, y juraba que aún podía sentir sus dedos aunque ya no los tuviera.

Durante un escalofriante minuto la habitación se quedó en silencio mientras todos esperaban a que reaccionara. Estaban aliviados, pero también esperanzados de que él se lo tomara de la mejor manera, después de todo estaba vivo… pero no había una “mejor manera” para un Orlenko, y cuando Nahia trató de acercarse a él lo único que encontró en aquellos ojos oscuros fue un rechazo capaz de romperle el

corazón.

-¡Lárgate! -siseó él y a ella le temblaron los labios.

-No.

-¡Te lo advertí! ¡Dios sabe que te lo advertí, Nahia! -gruñó Aaron mientras las lágrimas corrían por sus mejillas-. ¡No te quiero volver a ver!

-¡Estás vivo! -exclamó ella.

-¡No tenías derecho a tomar esa decisión por mí!

-¡Sí, sí lo tenía porque tú me lo prometiste! ¡Me lo prometiste el día que te casaste conmigo, me prometiste que vivirías por mi! -sollozó ella-. ¡Por mi, no por tu brazo! ¡Solo quiero que estés conmigo! ¡ Lo prometiste! 1

-¡Pues parece que menti! -le gritó él furioso. ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE EN MI VIDA! ¡LÁRGATE! – vociferó. (1

Nahia retrocedió asustada mientras entraban varios enfermeros y doctores y él le gritaba toda clases de ofensas que ella no quería escuchar… pero oírlo decir que era el peor error de su vida y que jamás había debido casarse con ella era algo que no sería fácil de borrar de su memoria. 6

-¡Vete! ¡No quiero verte más! ¡Mamá, sácala de aquí! ¡Sácala maldit@ sea! ¡Lárgate!

Nahia se dio la vuelta y salió de aquella habitación porque después de todo, estaba recién operado y no quería ponerlo peor de lo que ya estaba. Caleb salió tras ella y la alcanzó en una de las salas externas.

de operarlo, todavía está medio drogado, no sabe lo que está diciendo le dijo para

dolido, pero cuando todo se le pase… cuando todo se le él va

pase

el fondo de su corazón le dijo que no era cierto, y lo confirmó doce horas

Aaron con la vista clavada en el techo para no mirarla-. Te seguí desde. Boston… ¡Qué estupidez! ¡Tanto tiempo perdido por una cría que ni

aquellas palabras y los ojos se le llenaron de lágrimas.

hablando en serio… solo lo dices porque

a verte. Voy a

-Aaron…

vez porque nada de lo que digas va a arreglar lo que me hiciste! – espetó y ella

siendo un hombre de palabra. Le había dicho que iba a odiarla por el resto de su vida y exactamente

se dio la vuelta

hombre se apoyaba en él, con las manos en los bolsillos y

él y lo abrazó rompiendo en un llanto desesperado.

lo correcto, hija. Ya no depende

e hizo lo que

unidos hasta que ella pudiera seguir por sí sola.

misma. Él no quería saber nada de ella. Estaba mejorando,

de la universidad, estudiaba, rendía exámenes, existía. El tercer y cuarto mes no fue mejor, pero sus llamadas comenzaron a hacerse más espaciadas, porque muchas veces Caleb ya no le

dedicó por completo a estudiar y trabajar mientras expandía desesperadamente aquella compañía, hasta que su nombre empezó a resonar en toda Europa como una de las líderes empresariales

seguía sin querer saber de ella y ya prácticamente nadie de la familia

dejarlo

pero sabía que

digas eso, sabes que no puedo…

la experiencia, porque a mí también me tocó dejar ir a tu

justo, mamá! -sollozó ella con impotencia y Meli le limpió aquellas lágrimas con el dorso de los dedos.

vida no es justa, hija, pero hay que vivirla. Yo daría mis dos brazos

tienes una familia que te ama. Y vas a sequir adelante porque así eres tú, eres una guerrera, pero además eres una mujer con el corazón en paz. Lo

saliva y trató de limpiarse la cara

que haga eso? -murmuró.

que marca un antes y un después, algo que te hace

visita de aquella mujer y la vio entrar por la puerta de su despacho en

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