ATRACCION PELIGROSA. CAPÍTULO 13. ¿Crees que soy tonta, Aaron?

Aaron quería que la tierra se abriera y se lo tragara. No podía creer la estupidez que había hecho. Casi le temblaron las manos mientras hojeaba aquel álbum. Había escuchado esa impresora hasta la madrugada hacía dos días. Ella se había desvelado toda la noche haciendo aquello y él…

Pasó saliva y apretó los puños, necesitando desesperadamente dónde descargarlos, pero la verdad era que no tenía dónde.

-¡Cristo! ¿¡Se puede ser más imbécil!? -gruñó desesperado mientras cerraba los ojos y se apoyaba en aquel auto, y el panorama completo llegaba a él.

Ese era el favor que el Montecristo pirata le estaba haciendo a Nahia. Él era el capitán de un equipo deportivo, así que tenía la llave del gimnasio. También le había conseguido las fotografías, probablemente y era obvio que sabia que la sorpresa era para él.

-¡Maldición! -gruñó cerrando con violencia la cajuela del auto.

Aaron solo le había dicho una vez que aquella era su parte favorita de la universidad y ella había organizado algo lindo para él…

-Y yo le agradeci amablemente besuqueándome con otra. ¡Si es que me quiero golpear a mí mismo! – Recordó la cara de sorpresa y de desconcierto de la muchacha al verlo con Vanessa y todo lo que él le había dicho después- ¿¡Por qué tenías que ser tan cretino, joder!? -espetó sin importarle que los muchachos que pasaban a su alrededor lo miraran raro. 2

La había cagado, la había cagado en grande porque la había lastimado y esta vez era en serio, era muy en serio.

Regresó al salón de clases, buscando a Nahia con la mirada apenas salieron, pero como él solito se lo había buscado, la que lo recibió de nuevo colgándose de su cuello fue Vanessa.

-Vanessa, ya basta -rezongó él tratando de liberarse de ella mientras Nahia pasaba a su lado sin mirarlos siquiera. Así que finalmente decidió resolver aquello, la agarró por una mano y la alejó un poco – Oye, ya estuvo bien. No besamos anoche, felicidades a los dos. Fue un error, vamos a dejarlo atrás. ¿ De acuerdo?

Vanessa apretó los labios y lo miró desconcertada.

-Yo pensé que nos estábamos llevando bien -replicó.

-Y eso fue anoche, pero hoy es hoy. Lo lamento, no debí besarte ayer, estaba ofuscado y enojado y no debí desahogarme contigo. Pero a pata metida, pata sacada. Lo siento mucho, espero que no te enojes – le dijo él. 2

-¡Pues sí me enojo!

-Pues tienes doble trabajo -replicó Aaron con seriedad-. Solo te di un beso, tampoco es para tanto, supéralo. Con permiso.

La dejó con la palabra en la boca y por supuesto que salió corriendo a buscar a Nahia, que estaba sentada en una mesa de la cafetería con otros compañeros.

Tocó su hombro con suavidad y ella se giró despacio.

el ceño pero sin ningún acento

un momento? -le pidió Aaron y Nahia asintió.

él hacia una esquina de la cafetería y

era el mejor lugar para iniciar una conversación como aquella. Sin embargo tenía que decirle algo… lo que fuera, necesitaba escucharla hablarle para saber en qué grado de “muerto” estaba para ella. -Este… ¿te faltan muchas clases hoy? -le

algo? -su tono era tan indiferente

saber si vas a regresar temprano a casa… –Aaron sabía que tenía que decirle que lo sentía, que era un estúpido y todo eso, pero había demasiada gente como para hacer un

que nos iremos temprano. ¿Algo más?

la miraba a los ojos. Parecía una pequeña estatua de hielo con el grado justo de

es eso.

había echado todo a perder porque ella ya no quería pelear con él. Si se

auto. No se detuvo en ningún lugar, solo se fue directamente al departamento y Aaron se armó del coraje que le había faltado el

la mochila que ella había dejado en el gimnasio y aquella cesta de picnic, dio dos pasos hacia atrás y se

de sus manos y se dirigió hacia la cocina sin decir palabra. Aaron la vio desarticularla, botar a la basura todo

-Nahia… intentó acercarse.

reemplazo? -preguntó ella sin

se quede

ya lo habíamos hablado anoche -replicó ella.

mochila y sacando el álbum que

profundo y

tienes nada que lamentar. No es una estupidez besar a alguien que te gusta, y no hay nada que reprochar si te gusta más de una persona, no estamos en la edad de piedra -le sonrió-.

que ella no era de las que co-

estaba celoso! ¡Creí que te habías escapado

hizo un gesto de incomprensión y Aaron se dio cuenta de

eso.

para ir a verlo, se encontraron en el campo de fútbol y yo creí… ¡Maldición creí que estabas escapándote para

ganaron en serio, por eso me

apretó los dientes intentando mantener la calma, porque si era honesta no sabía que era peor, que fuera puto o que

-OK–respondió-. ¿Algo más?

lo hubiera abofeteado en vez

acercándose a ella y lanzando el álbum sobre la encimera- ¡La

y te dije que no. Me preguntaste qué me traía con

querías que pensara…? -exclamó él desesperado. Aunque en el fondo sabía que no tenía justificación, siempre existía aquel instinto por

-murmuró ella tomando aquel álbum y lanzándolo también al cesto de la

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