ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 14. Lo dijo en serio…

Aaron lo miró de arriba abajo. Era un poco más alto que él, y físicamente todo lo opuesto: rubio, ojos claros y cara de presidente de la maldit@ república. Vaya, lo que se llamaba un hombre de su casa, pero bien formado y con un arma.

-Buenas tardes, señor Orlenko -lo saludó con respeto el guardaespaldas, que sabía perfectamente quién era él-. Soy su reemplazo. ¿Llego demasiado temprano?

“Llegas“, pensó Aaron como si el hecho de estar allí fuera su primer defecto.

-¿Como te llamas? -fue su saludo mientras estrechaba su mano con educación.

-Jared Meisner, señor.

Aaron respiró profundo y le permitió entrar en su departamento.

-El trabajo es simple y hasta ahora no ha dado muestras de ser peligroso -dijo poniéndolo al tanto de lo que estaba pasando-. Ella es una universitaria muy… madura para su edad. Es responsable, no te va a dar problemas. Vas a estar tres días a prueba, si creo que te va bien… entonces te quedarás por mí. 1

El hombre asintió de conformidad y recitó un muy bien aprendido;

-Gracias señor.

Esa noche y contra todo pronóstico, Aaron tocó a la puerta de Nahia y, a diferencia del pequeño pijama que con que solía andar siempre por la casa a esa hora, se dio cuenta de que estaba perfectamente vestida, aunque no para salir. 1

-¿Tienes un minuto? -preguntó Aaron en voz baja y ella se fijó en el hombre de traje que estaba justo a él.

La muchacha los dejó pasar y luego extendió su mano hacia el nuevo guardaespaldas.

-Nahia King–se presentó.

-Jared Meisner. Un placer, señorita King.

-Igualmente. ¿Usted se va a quedar en lugar del señor Orlenko? -preguntó Nahia y a Aaron se le hizo un nudo en el estómago al darse cuenta de que llamarlo por su apellido ya yo tenía nada de provocación.

-Todavía estará a prueba unos días -replicó Aaron-. Pero sí, va a estar cuidándote en la escuela.

-Bueno, si necesita cualquier cosa, solo avíseme.

El guardaespaldas le pasó una tarjeta de presentación.

mi número de teléfono en

Aaron se miraron una sola vez durante un segundo que a él le pareció infinito, y luego se

se dejó caer en el sofá, abrazándose las piernas. Se sentía mal, dolida y frustrada. Sabía que en el fondo Aaron no era un mal hombre, pero

Nahia -murmuró como si quisiera aconsejarse a sí misma-. No necesitas que te duela una tercera vez para escarmentar.

cuello de Aaron y lo había besado dos veces sin que ella lo viera resistirse demasiado. Finalmente

Aaron se sentaba con el nuevo reemplazo para revisar el

chofer? -preguntó

y viene sola la mayoría de las veces, solo tienes

de… Martin Prescott, ¿verdad?

-Así es.

los dientes intentando no replicarle que no era su

-No, no tiene.

-¿Alergias?

Aaron a todas aquellas

ya. No quería que nadie más cuidara a Nahia por él, pero en aquel

a la escuela y apenas ella se bajó del auto

una voz conocida tras él y Aaron se giró para encontrarse

la llames así, y segundo, nadie se está librando de nadie -replicó-. Excepto yo de

tenía absolutamente nada que hablar con ella, echó a andar

favor -pidió y pagó, pero

verdad te estés portando así por ella! Solo eres su guardaespaldas -gruñó Vanessa- ¿Qué nadie te habló nunca de clases sociales? ¡Esa sangre azul

profundo y

de sangre azul, muñeca, y aun así cuando me corto, me sale roja como a todo el

dio la espalda y tomó

leche de soja? -preguntó viendo que no podía diferenciarlos.

este–dijo la dependienta.

Aaron

-Sí… claro.

alguien con intolerancia severa a la lactosa?

la mujer miró los dos

ya le

-siseó Aaron esperando que no volviera a equivocarse, y cuando volvió a mirar alrededor,

fácil -gruñó

dado cuenta, no me molesta ser desagradable con una mujer. Ya te dije que no me interesas,

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