ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 1. Mucho gusto… señor Orlenko 

Aaron Orlenko, el mayor de los gemelos Orlenko, solo tenía un instinto básico y ese era pelear o pelear“. Era un guerrero nato, quizás por eso las jaulas de peleas clandestinas eran su lugar preferido. Callado, versátil y peligroso, había puesto en práctica cada una de sus habilidades para fundar una compañía élite de seguridad. 2 

El mundo era perfecto para él. La mayoría de sus clientes eran unos estúpidos, pero tenía una vida sin complicaciones, más dinero del que podía gastar y de vez en cuando una buena pelea para encenderle la sangre. 

¿El problema? Aaron Orlenko estaba preparado para el ataque de cualquier enemigo, pero no estaba preparado para conocerla a ella: la chica de uno de sus clientes. 

La que no lo miró más de una vez antes de poner su perfecto mundo de cabeza. 1 

La que no lo quiere. 

La que no lo persigue. 

La que puede salir muy lastimada a menos que él haga lo que no ha hecho jamás… traicionar a un cliente. 

(Estos sucesos ocurren más o menos contemporáneos al inicio de Corazones Atados) 

CAPÍTULO 1 

Aaron respiró profundo mientras el señorito al que cuidaba pedía a voces un café para sacarse la borrachera que llevaba. Tenía veinte años, solo cuatro menos que el guardaespaldas, pero Aaron no recordaba haber sido tan inútil a esa edad. 2 

Decir que Austin Carter tenía el cerebro de un avestruz… hubiera sido ofender al pobre animalito, pero trabajo era trabajo. Su padre, Jefferson Carter, lo había contratado hacía seis meses para que escoltara a su hijo por todo Estados Unidos y Canadá, visitando cada uno de sus hoteles. No había una sola amenaza contra el chico así que Aaron era básicamente un niñero, intentando que llegara sobrio y a tiempo a las reuniones. 

-¡Vamos, Carter, levántate que no tengo todo el día! -exclamó tomando su cartera de la mesa de noche y pagándole a las dos chicas que había levantado en un club. 

Las muchachas se fueron encantadas por el pago doble y Austin se sentó en la cama, rezongando. 

-¿Dónde está mi maldito café? ¿No te lo pedí ya? 

Un segundo después Aaron le vaciaba encima una cubeta de agua con hielo encima. 

-Y yo no soy tu maldito mayordomo -siseó en voz baja-. Te doy cinco minutos para alistarte, tienes una reunión en media hora. 

Austin se levantó refunfuñando para soltar la mejor frase que el guardaespaldas había 

escuchado en su vida: 

-¡Estás despedido! 

La carcajada de Aaron se escuchó en toda la habitación. 

-¿En serio? -dijo dándose la vuelta con una sonrisa divertida-. Para empezar tú no tienes autoridad ni para despedir a tu chofer. Solo eres el niño mimado de papi que encima ni siquiera es capaz de hacer bien su papel de mantenido y llegar temprano a una reunión con los empleados de tu padre. Y para acabar, a tu padre ni se le ocurriría despedirme porque Aztra Security, la compañía de seguridad que cubre cada uno de sus hoteles y sus oficinas ejecutivas… es mía. a 

Austin apretó los puños y gruñó mientras se limpiaba la cara. Aaron Orlenko solía ser tan callado que jamás se había imaginado eso. 

-No puede ser. Si la compañía es tuya ¿qué haces trabajando? -lo increpó. 

-Las oficinas me aburren… pero últimamente tú también. Cinco minutos o entraré aquí con algo más pesado que un balde de agua con hielo -lo amenazó. 

Salió de la habitación y se encontró con otro de los guardaespaldas que venía con el café para Austin, pero Aaron lo recibió y se lo bebió él mismo ante la mirada risueña de Sibar. 

daba cuando le abría la puerta del auto. Pero en cuanto pisó el primer antro de Nueva York se volvió un

antes estaba bajo la supervisión de su padre y sabía fingir lo suficientemente bien para comportarse–replicó Aaron-.

ya estamos terminando -le recordó Sibar-. Esta es la última reunión y

Aaron y exactamente cinco minutos después salían

un avión con destino a Boston. Apenas si habían despegado cuando Aaron lo vio pelearse con una

-¿Todo bien? 

me manden un regalo envuelto al aeropuerto porque

el ceño con

-¿Tienes novia? 

¿por qué

y

por delante. La verdad es que

a esperar al aeropuerto. Fuimos novios en el último año

entendía por qué las mujeres perseguían a un descerebrado como él. Así que la chica era

opción y Aaron se dio cuenta cuando siete horas después Austin salió del baño del avión vestido como un niño bueno, con polo y

de cuatro plazas en color plata que era una belleza, y junto a él estaba parada una chica que no debía llegar a los diecinueve, pero que evidentemente debía

y abrazarlo más que besarlo. Se notaba sinceramente feliz de verlo. ¡La pobre chica

da que

también! ¿Nos

ademán de tirar de ella, pero la muchacha

no viniste solo -dijo mirando a los

vengan detrás -rezongó Austin pero la chica puso los ojos en blanco.

quedó mudo de la impresión. La muchacha

que ella tenía la

estrechando su mano y hasta sintió que perdía el aliento cuando ella la estrechó con fuerza.

Orlenko, mi auto tiene cuatro plazas, con gusto pueden venir con nosotros, solo

-llamó Aaron-. Espera al auto que viene de la

otro guardaespaldas asintió sin muchas ceremonias y ellos tres se dirigieron al Maserati.

Austin y Nahia le lanzó

de inmediato y Nahia abrió su propia puerta sin esperar

sin embargo durante un segundo

armado, llevaba un arnés con dos

señorita King?

Ella negó. 

mi hermana mayor tuvo guardaespaldas cuando era niña -murmuró con un poco

estómago ante aquella sinceridad y de repente entendió

señor Orlenko? -preguntó Nahia y él le sonrió con

conducir yo, pero como es evidente que Carter se pondrá a hacer berrinche, lo mejor para su seguridad, señorita, es que

se

un berrinche, porque

ellos, y para continuar le

lado. 

trivial. Ella había terminado de estudiar la preparatoria con honores y

Nahia?! -rezongó Austin acelerando-.

lo miró a través del

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