UN NUEVO ENCUENTRO… 

Para Maddi tener a aquellos bebés en sus brazos fue la experiencia más feliz y perfecta del mundo. Las niñas tenían poco cabellito, muy claro y encaracolado como el de James, y el niño se parecía más a ella. 

-Tienen tus ojos -murmuró Maddi emocionada y James sintió que se derretía mientras los miraba. 

por 

dentro 

-Gracias, Maddi -dijo mirándola a los ojos con adoración-. Me has hecho el hombre más feliz del mundo desde que te conocí pero esto… de verdad tenerlos a ustedes, a los cuatro, es la felicidad más grande de mi vida, gracias por esto. 

Se besaron durante un largo momento y luego James se despidió brevemente de ella para que pudieran ir a lavarla y a lavar a los bebés. Salió de allí y se sentó en una silla mientras ocultaba la cara en las manos y lloraba. 

-¡James, hijo! ¿Qué pasó? -se asustó Meli corriendo hacia él. 

-¡Están bien, mamá! ¡Los cuatro están bien! -murmuró su hijo con los ojos llenos de lágrimas. 

-¿Entonces por qué estás así? -dijo Meli acariciando su cabello. 

-Porque por fin puedo respirar -respondió él-. ¡Siento que estuve ahogándome todos estos meses! ¡Y ahora por fin todo está bien! ¡Gracias Dios mío! ¡Mis hijos están bien! ¡ Maddi está bien! 2 

Meli sonrió con ternura al ver el alivio en el rostro de su hijo y también agradeció por la bendición de la salud que habían recibido. 

Toda la familia se reunió para celebrar el nacimiento de los bebés, y todos estaban felices y llenos de amor. Fue un momento sincero y conmovedor que recordarían por el resto de sus vidas. Sabían que aquellos niños crecerían sana y plenamente y se convertirían en hombres y mujeres fuertes, cariñosos y llenos de vida. 1 

-¿Y cuándo podemos conocerlos? -pidió Nathan. 

-Creo que en unos minutos, cuando los lleven a la habitación de Maddi -respondió James. 

Enseguida se alistaron en fila para verlos y apenas los dejaron entraron como la tropa escandalosa que eran. Por supuesto que despertaron a los bebés, pero lo maravilloso de una familia grande era que sobraban los brazos para cargarlos y dormirlos. 

-¿Ya tienen nombres? -preguntó Sophi mientras le hacía una mueca graciosa a uno. 

-El nene se va a llamar Richard —dijo Maddi-. Y las nenas Joanne y Charlotte. 

-¡Joanne, Charlotte y Richard King! -repitió Maddi-. ¡Bienvenidos a la familia, mis amores! 

CASI UN AÑO DESPUÉS. 

grito de Maddi surcó el viento y un segundo después el cuerpo

haciendo? -preguntó emocionado y se quedó mudo de la ternura cuando vio a su

la última en aprender a caminar. Sus hermanos

era dulce y tranquila, tan tranquila

habían llegado

desarrollo, solo es floja -les había

edad? -había preguntado James con

sí! Solo miren

frente a los tres bebés varios cochecitos de juguete, con su cordoncito para jalar. Richard y Joanne enseguida trataban de alcanzarlos; pero

conseguir lo que quiere, solo que no lo hace de la misma forma que

Los tres bebés eran muy diferentes en cuanto a todo, pero por fin Maddi había encontrado una motivación suficiente

James emocionado después de ver

el que le compramos a Mathew por Navidad, fue lo que pidió en su carta a Santa -dijo Maddi recordándole el regalo

vamos a tener que comprar otro a ver si a

pareció que luego de probar sus primeros pasos Charlotte le agarró el gusto, porque después ya andaba corriendo y

increíble. Tener tres hijos pequeños era algo agotador, pero sabía que valía la pena cada segundo. James era un papá tierno y adorable y ayudaba a Maddi en todo lo que podía con los niños, y a veces

la guardería junto a los demás bebés y antes de que pudieran darse cuenta Maddi y James lidiaban con siente bebés de entre uno y dos años. Además de

Maddi un día y James

preguntarte, porque quiero hacer algo y

-Dime. 

– 

descubrió que le gusta. La dirección le viene en la sangre así que le está

 

las lágrimas de emoción no se le salieran

ayudar en la escuela a tiempo completo? -preguntó y

sí -respondió él-. Así tú tendrás tiempo para estudiar, volverás

y dijo lo que los dos pensaban

te habías tardado.

-sonrió James.

era lo que quería hacer. James era un papá, y en aquel lugar había trescientos niños que necesitaban

-murmuró Maddi besándolo con ternura-. ¡Ahora sí prepárate para no tener sexo nunca más!

desaparecido ni siquiera por la falta de sueño, así que él siempre encontraría la manera de tener su tiempo de romance a solas con ella. Levantó en brazos a las dos niñas y le hizo una señal a Maddi para que cargara a Richard. Un segundo después le tocaba en la puerta

de trabajar para los abuelos! -exclamó-. Maddi y yo tenemos que seguir ayudando con los arreglos de Navidad, ya sabes,

derritió con sus nietos mientras James tomaba la mano de Maddi y se la llevaba de vuelta a su cabaña.

de la mañana ¿qué quieres hacer? -rio ella.

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