ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 51. Un poquito más…

Nahia cerró los ojos cuando sintió la boca de Aaron sobre la suya, era como si su presencia se intensificara en medio de la noche. Sus labios eran suaves y cálidos, y una sensación de fuego recorrió todo su cuerpo. Ella estaba perdida en aquel momento, desconectada de la realidad. Su boca estaba llena del sabor dulce y aterciopelado que emanaba de la lengua de Aaron. Gimió cuando sintió sus manos explorando su cuerpo con ternura, acariciándola por encima de la tela fina del camisón de dormir, hasta que esos dedos inquisitivos descubrieron los lugares más oscuros e íntimos de ambos.

-¡Espera… Aaron…! -intentó murmurar porque dejarse llevar por él era demasiado fácil, pero todavía sentía que debía ser cuidadosa.

Aaron se detuvo un instante. Estaban cara a cara y Nahia miraba a Aaron con una mezcla de deseo y miedo que él comprendió perfectamente.

-La primera vez fue un impulso -murmuró-. Una segunda vez sería una decisión. La tercera y la cuarta un patrón y todas las demás una oportunidad para equivocarte.

-Y ya no puedo hacer eso… ya no me puedo equivocar…

-No -replicó él mientras el corazón le latía cada vez más rápido-. El que no puede equivocarse soy yo, Nahia. El que no puede volver a fallar soy yo… y no voy a hacerlo. Quizás nunca pueda recuperar lo que tuvimos, pero esto… lo poco que me des, te juro que voy a cuidarlo.

Aaron se acercó más a ella, acariciando suavemente su mejilla con la punta de la nariz y Nahia sintió como toda su tensión se desvanecía y se quedaba allí, perdida en aquel momento.

-Necesito que me dejes hacerte el amor -murmuró él delineándole la barbilla con su aliento cálido-. Me pondré de rodillas si hace falta, pero te necesito, muñeca. ¿Me dejarás hacerte el amor? 3

Nahia sintió que temblaba, pero un instante después se inclinaba para toar su boca y Aaron estaba ahí, besándola con una pasión que no había sentido antes. Sus manos se movían desesperadas a lo largo de su cuerpo, enviando sensaciones de fuego a través de ella. Su tacto era demandante y ansioso, cada uno de sus movimientos estaba repleto de deseo y desenfrenadas emociones que pronto dejaron de ser delicadas.

Los dos querían lo mismo, y los dos lo querían ya.

Aaron le quitó la ropa con un movimiento brusco, desgarrando un poco el camisón mientras ella le sacaba la ajustada playera. Sus dedos bailaban en su piel, acariciando cada músculo perfecto de su cuerpo hasta llegar al cinturón y abrirselo con un gesto sensual y lento mientras lo miraba a los ojos. -¡Me vas a volver loco, Nahia, te juro que me vas a volver loco! -espetó él mientras la apretaba contra su cuerpo, dejando un reguero de besos por su garganta antes de llegar a sus senos, y cuando se llevó uno a la boca Nahia sintió como si todas sus defensas se hubieran ido para siempre. La sensación que provocaba aquella lengua alrededor de sus pezones era tan intensa que no paraba de gemir.

Aaron acarició despacio su cuello y luego descendió por el contorno del abdomen hasta llegar a la parte inferior de su vientre, sacando aquel rastro de humedad entre sus piernas mientras ella gemía de placer.

presionaban contra el frío mármol de la encimera. Sintió la boca de Aaron a lo largo de su espalda, mientras aquella

entre jadeos

lo que significaba-. Ni

respondió a sus palabras con un gemido bajo y profundo que hizo que su

oído y la escuchó jadear por la anticipación mientras lo obedecía -. No te asustes, esto será raro, pero

refería hasta que sintió el frío del metal contra

Nahia era extraña aquella dureza en su interior, pero estaba disfrutandola inmensamente, así

sola estocada, haciéndola gritar del placer tan intenso que sentía. El cuerpo de Nahia se

las caderas para embestirla

tan apretada que casi le dolía.

voz alta y Nahia

hablarle al oído, palabras llenas de amor y deseo que le provocaron todavía más placer, hasta el punto en que ella creyó

agarrarse del borde de la encimera mientras lo sentía atravesarla una y otra vez, sus movimientos eran cada

por favor…! -suplicó desesperada y Aaron enredó su cabello en un

intenso, apasionado, recorrió cada rincón de su boca con fervor. Sus labios se fundieron en una deliciosa y cálida mezcla. La forma en la que Aaron la abrazaba

los dos y aquella desesperación en el tono

más…

labios calientes de Aaron presionar contra los suyos; fue una sensación indescriptible. Su piel se erizaba mientras él exploraba su

sobre su hombro y ella gimió ante la

que él se deslizó en su interior con una facilidad impresionante. El cuerpo de Aaron le aplastaba contra la encimera, reclamando cada centímetro al mismo tiempo que ella movía sus caderas para recibirlo mejor. Su respiración se agolpaba

se expandía hacia sus

es un poquito más, nena… -siseó él rodeándola con sus brazos para afirmarse-. Ahora solo tienes que dejarte llevar… solo

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