Capítulo40

Alejandro estudió en una de las mejores academias militares de México y también sirvió en el ejército durante tres años. Aunque ahora se dedica a los negocios, su cuerpo fuerte y robusto sigue oculto debajo de su traje.

Por lo tanto, el puñetazo de Javier solo hizo que su labio se magullara, pero su imponente figura

permaneció imperturbable.

-¡Joder! ¡Rival amoroso!– Rodrigo maldijo en silencio, pero al final no se atrevió a decirlo

abiertamente.

Porque recordó las palabras sarcásticas de Irene hacia él, y no podía ser demasiado arrogante

como el tercer en discordia.

Javier no pudo contener su ira y le dio otro puñetazo a Alejandro, pero un hombre no le daría la

oportunidad, esquivando ágilmente.

Alejandro! ¿Acaso no te dije que te alejaras de Irene? ¿No tienes vergüenza?

Javier jadeaba, con los ojos enrojecidos. -Si algo le sucede a Irene, ¡te haré pagar! ¡La familia

Hernández no se librará!

-Señor Pérez, estás exagerando. Solo es una luxación…- Rodrigo temía que la situación entre el viejo y el nuevo amor se intensificara, así que rápidamente intervino para mediar. 1

-¿Qué? ¿Solo… una… luxación?

sus ojos claros surgió una ira desbordante. Los dos la tratan como un

a la que quiero proteger y amar toda mi vida! Así que guarden sus sucios pensamientos

palabras de Javier eran sinceras y sin falsedad

su vida, su esposa siempre estaría en segundo lugar,

movieron ligeramente. Esta confesión era demasiado directa, apasionada y profunda. Nunca había tenido el coraje de expresar su amor de esta

de él, Irene se volvió aún más llamativa, su brillo no podía ser ocultado. Con Diego en el pasado y Rodrigo en el presente, ambos mostraban interés

podía describir esta

a su lado. Pero una vez que ya no la quiere, de repente se convierte en una presencia sorprendente en el mundo,

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-Alejandro, espera, ¡te demandaré!

fiereza el rostro sereno de Alejandro, deseando que

oportunidad de estrangularlo

hacerlo, pero permiteme

en su rostro, enfrentando su mirada penetrante.

el proceso de divorcio conmigo. En este momento, ella sigue siendo mi esposa y

parte de la familia

pensando que

de intimidar

escupirle, pero su crianza como joven de

obligó

-Señor Pérez.

suave pero poderosa llegó, y los

y su cara hermosa

sintiendo un leve amargor en la

era amplio

pequeña, su boca pequeña, su rostro pequeño, pero sus ojos grandes claros brillaban con pureza, sin la más mínima distracción, desencadenando el instinto protector

y borrosa creó

Irene… Irene…

sintió un pinchazo de dolor en la cabeza, pero

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