Capítulo93

Clara miró fijamente a Alejandro con una mirada desafiante.

-Parece que Beatriz te ha cuidado bien, tienes más desfachatez que nunca

-Nuestro asunto no tiene nada que ver con los demás. -Alejandro sintió una ira inexplicable en su

pecho.

-Si no quieres que diga cosas aún más desagradables, mantén tu distancia de mí. Aparte de

solicitar el divorcio, no quiero tener nada más que ver contigo. ¡Adiós!

Después de tres años juntos, tal vez se había acostumbrado a la mirada brillante y anhelante de Irene cuando lo veía. Pero en ese momento, sus ojos estaban oscuros y sin esperanza. Sintió como

si hubiera caído en un agujero de hielo, el calor de su cuerpo se estaba disipando lentamente.

-No te permitiré irte.

Clara río fríamente: -¿Dices que no me permitirás irme y ya está? ¿Soy acaso un perro que has

criado y tienes que hacer lo que dices?

-No necesitas decir esas cosas absurdas e insensatas. No es lo que pienso – Alejandro frunció el

ceño con disgusto.

-¿Absurdas e insensatas? Alejandro, eres demasiado seguro de ti mismo. ¿No puedes entender la ironía? Te dije que te odio, así que no te acerques más a mí.

Clara, con los ojos enrojecidos, intentó liberar su mano de su firme agarre.

Pero Alejandro era obstinado y la apretó aún más fuerte mientras ella luchaba. No entendía nada

sobre cómo tratar a una mujer.

-¡Ah! -Clara gimió de dolor.

mano izquierda, con los hombros

dio cuenta de lo que había hecho y soltó

hacia abajo, notó una huella de sangre en su palma, justo en la

sintió profundamente preocupado.

en su

demasiado descuidado.

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llevaré a la enfermería para que te venden. -Dijo

mismo o llamaré a la policía.- Clara se retiró con

-Irene.

gritó de frustración. Su corazón

tres años, y este hombre la

había tocaba un dedo.

divorciado, venía a molestarla e incluso

realmente irónico!

por ella hasta que su alma tembló, su rostro refinado y delicado

frialdad de

vaya? ¿Cuando insistías en casarte conmigo, no eras

era tu esposo?

ese entonces. Clara tenía los ojos rojos y se río de

en el pecho y

podías hacer lo que quisieras conmigo, pero

después del divorcio podrás seguir

Ya no te amo, Alejandro, no vales

con desdén, sin mostrar ningún apego, lista para

si no fuera por mi abuelo, ¿crees que tendría ganas de buscarte?

cuánta urgencia

Alejandro también se pusieron rojos, y con

opinión? ¿Crees que mi

que puedes engañarlo?

detuvo, su respiración se detuvo y apretó los

era una preocupación constante en su corazón, también era un lazo

ella

era una mujer de gran corazón y palabra, prometió que estaría

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incluso si este proceso

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