Capítulo169

Rodrigo no pudo evitar ruborizarse y agregó: Más de un hombre me quiere también!

Anoche, cuando regresó a casa, tenía en mente las palabras de Irene:

Excepto Alejandro, no amaré a nadie más. Si me alejo de Alejandro, no amaré a nadie más.

¿Por qué no puede amar a nadie más? ¿Quién dice que no puede hacerlo? Pero no le diría eso a Alejandro. Alejandro ya estaba demasiado orgulloso y no podía permitir que estuviera demasiado

feliz.

Alejandro se quedó atónito, sintió un dolor punzante en el corazón, una sensación de dolor que no

podia ignorar.

¿Es así, Irene?

¿Prefieres sacrificar tu felicidad de por vida para vengarte de mi?

El negocio del hotel estaba floreciendo, la tasa de ocupación había aumentado un cuarenta por

ciento en comparación con antes y el restaurante estaba lleno todos los días.

Los empleados estaban llenos de energía, después de todo, el incidente en el que Leona se disculpó

públicamente les había dado un impulso, haciéndoles sentir que no eran simples trabajadores,

sino que tenían a una señorita que se ponía de su parte cuando eran maltratados.

El espíritu y la cohesión del personal del hotel eran fuertes, y el negocio del hotel estaba

floreciendo.

se sentó tranquilamente en su oficina, mirando los informes financieros del mes con

su

si llevaba bien el hotel, podría ascender

y, habiendo estado atrapada en las trivialidades

luz

aquí-dijo Aarón con una

-¡Hermano mayor!

hacia su hermano mayor como una mariposa alegre y le dio un abrazo

+15 BONOS

la abrazo por la

me cansa en absoluto. Cuando me convierta en presidenta, habrá mucho más por

y cubrió su boca con la mano. -Hermano mayor, no estoy insinuando que renuncies. Si quieres seguir siendo el presidente,

que temo es que te rindas-Diego apretó cariñosamente la punta de su nariz. -Temo

propia felicidad, sin tener en cuenta sus sentimientos. Pero a partir de ahora, como hija de la familia Pérez, debo asumir la responsabilidad de la familia Pérez y no dejarme llevar por mis

ya había pagado el precio por su capricho

de que las palabras cayeran, el teléfono móvil de

mayor, tengo que

de Diego y se acercaba al escritorio para coger

con cierta vacilación: -Hola,

la llamó con nostalgia.

he divorciado de Alejandro, asi que puedes llamarme Irene de

amablemente Clara.

a llamarte asi, no puedo cambiarlo,

¿qué pasa,

me dejaste para el joven maestro, y resulta que su dolor de cabeza ha

disminuido

serio? Eso es genial.

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