Capítulo316

Cuando salieron del auditorio, Jimena, como cuando era niña, sostenía firmemente la mano de

Alejandro y le hablaba al oído sobre sus experiencias en el extranjero, expresando cuánto lo había

extrañado y charlando sin cesar.

Lo único que había cambiado desde su infancia era que antes solía sostener la mano de Rodrigo

con la izquierda y la de Alejandro con la derecha. Pero ahora, Rodrigo estaba cargando el bolso de

Jimena y ella ya lo había olvidado por completo. Su corazón estaba completamente volcado en

Alejandro.

Rodrigo seguía detrás de ellos, con un gesto triste en su rostro.

Clara lo rechazó, su hermana lo ignoró y Rodrigo, un gran mujeriego de la Ciudad de México

empezaba a dudar de sí mismo.

Cuando llegaron al estacionamiento, Alejandro se detuvo abruptamente, respirando

profundamente. Retiró su mano de la palma de Jimena con firmeza, pero con suavidad.

-¿Alejandro? ¿Qué pasa? -preguntó Jimena con una mirada inocente, parpadeando, mientras su

pequeña mano quedaba suspendida en el aire.

-Jimena-dijo Alejandro, girando su rostro frío y distante hacia ella, su mirada ya no era la misma

de distanciamiento y frialdad, lo que la hizo sentir inquieta.

una joven, no una niña pequeña. Algunos comportamientos

no serían apropiados? ¡Eres mi hermano! -Jimena protestó

atrás. -¿Hay algo mal en que una hermana sostenga la mano

tu verdadero hermano. Yo no lo soy-Alejandro

desagradable.

un puchero, luciendo lastimada. Su corazón,

Alejandro solo podía ser

camino, Jimena había vuelto con urgencia al país en

Planeaba capturar su corazón

para robarle al hombre por el que había estado suspirando durante todos estos

muy hiriente-intervino Rodrigo, quien adoraba a su hermana y no soportaba verla afligida. Se acercó y la abrazó. -Jimena ha crecido bajo tu cuidado desde que era pequeña. Solías cargarla y sostenerla, ¿qué daño hay en

importa?

en el futuro, su mano será para su futuro novio-

de manera inexplicable, la imagen de Clara apareció en

a mi

a su propio Rolls-Royce. No

estornudó

volver a casa y

y

recibió con agrado y se limpió. Estoy bien, supongo que alguien está

a mis espaldas.

que incluso en un concierto musical nos crucemos con Alejandro! –

tomó el pañuelo de las manos de la señorita

en cómo Jimena abrazaba, frotaba y tocaba a Alejandro, sus ojos se humedecieron

simplemente dejaba que la jovencita lo coqueteara,

disfrutaba de eso.

sabía desde hacía tiempo que Jimena era la hermana menor de Rodrigo, pero

que Alejandro tuviera una

risa fría y apagada, sintiendo que tres

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