apítulo533

Al final, Leticia le dio a Clara dos medicinas recién desarrolladas por el grupo Farmacéutico de la

familia López para tratar heridas internas y externas.

Al día siguiente, Clara envío a Aarón a entregar las medicinas a Alejandro.

Al comienzo, Alejandro se enfrentó a Aarón, un rival amoroso muy cercano a él, y por ese

inexplicable orgullo, no quiso mostrar su lado débil.

Sin embargo, cuando vio que Aarón venía solo y no veía la figura de Clara, su corazón se llenó de

expectativa cayó repentinamente, y ese espíritu que se había levantado se desintegró

instantáneamente.

-¿Dónde está la señorita Pérez?

El cuerpo escultural de Alejandro estaba apoyado sobre la cama, pero la expresión de su rostro era

tan abatida que resultaba desgarrador verlo.

Por desgracia, por la forma en que actuó, Clara no estaba delante de él, y no lo miró.

Todo era en vano.

-La Señorita está muy ocupada y me encargó que le trajera la medicina.

Aarón colocó las medicinas costosas y algo extrañas en la cabecera de la cama, mirando fríamente

con recelo su rostro pálido y sin lozanía: –La señorita dijo, estas dos medicinas, para uso externo,

uso interno, tómelas una vez

nuevamente después de quince

medicina es similar a una medicina dirigida, tiene un mejor

también tendrá efectos secundarios como

una vez

Hernández, tiene que decírselo Clara en la primera

el ceño

medicina es

problema si lo comes? -César

el señor Hernández había comido y se había enfermado, aunque

era la ayuda de la señorita Pérez, dijo esto no es nada bueno, sólo podía susurrar

sentirse culpable de murmurar.

vida, el señor Hernández tiene miedo

puede optar por no tomarlas. Todo depende

se dio la vuelta

-Los finos labios de Alejandro se

volvieron débiles.

y preguntó en shock: -¿Nola tomará? ¿Qué

Alejandro, Clara había dado instrucciones especiales,

se tomara la medicina a tiempo, de lo contrario el cuerpo

incluso dijo que

¿cómo pudo cumplir

a menos que Clara venga a verme.

párpados, e incluso tosió débilmente dos veces: -Hace trece años,

Trece años después,

me odie, tiene que admitir que yo, Alejandro

su salvador.

puede rechazarme

-Alejandro, tú

cuatro palabras de Aarón “dar una pulgada para conseguir una pulgada” casi salieron de

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