Capítulo625

Alejandro, con una estatura de casi 1,89 metros, yacía tirado en la cocina, y moverlo de nuevo a la

habitación sería tan complicado como mover una gran roca

Afortunadamente, la villa tenía un ascensor, y Clara arrastró el cuerpo de Alejandro como si fuera

un cadáver, lo llevó de regreso a la habitación y lo depositó en la cama. En ese momento, su propio

vestido estaba empapado de sudor, mezclándose con el sudor ardiente de Alejandro.

-¡Maldición! ¡Casi me matas!

Clara estaba exhausta, pero no podía permitirse quedarse un momento quieta. Corrió

apresuradamente al baño, empapó una toalla en agua fría y la usó para bajar la fiebre de Alejandro.

Después de terminar, la joven señorita se sentó en el borde de la cama, agotada y sin ganas de

moverse.

realmente insoportable! ¿Por qué te dejas llevar por una fiebre tan alta? ¿No

estás causando por

que estaba febril y delirante, con una expresión irritada en el rostro, aunque en su interior se sentía incómoda.

ella.

cerrados, sus largas pestañas

su

con labios fruncidos, murmurando para sí misma, Si hubiera sabido que esto iba a ser tan problemático, habría enviado a Aarón en mi lugar. No tendría que haberme

de decir esto, Clara se preparaba para levantarse y buscar medicinas para la fiebre en la casa. Pero de repente,

fuerza.

se sorprendió y trató de liberarse: -¿Cuándo te despertaste? ¿O tal vez

inconsciente? ¿Me estás mintiendo?

se escapara, -Estaba soñando. Escuché que parecías estar a punto de irte, asi que me forcé a despertar. No

fríos como el hielo, ahora estaban llenos de un brillo cálido y

de un lago, saltando suavemente. Sin embargo, mantuvo su actitud fría y sin darle ninguna consideración, dijo: -Ya he contactado a César, y él vendrá pronto. Las medicinas están aquí, y te he traído hasta la cama. He hecho lo que debía hacer. Pero quedarme contigo, eso no es algo que deba hacer. Ya estamos divorciados, Alejandro, no intentes forzar algo que ya no existe. ¡Te

Clara se inclinó para

y la atrajo hacia su pecho

y Clara soltó un grito ensordecedor. Alejandro la volteó de repente y la sujetó debajo de él. Para evitar aplastarla, apoyó sus codos en

se volvió entrecortada, entrelazándose

de Alejandro desde abajo. Sus ojos estaban claros y llenos de

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