Mi Frío Exmarido

Capítulo 11

Capítulo 11

Amelia pasó el control de seguridad justo cuando Rafael también terminaba con el suyo.

Ambos se dirigieron hacia la sala de embarque juntos, manteniendo una distancia prudente el uno del otro, sin mucho de qué hablar en el camino.

Ya en la sala, tomaron asiento cada quien por su lado.

Rafael se sentó al lado de Amelia, sacando su teléfono móvil apenas se acomodó, sumergido en lo que parecia ser un trabajo urgente.

Ella no quiso interrumpirlo, así que dejo que su mirada vagara desde la multitud que iba y venía hasta fijarse

en la ventana.

El cielo se oscurecia poco a poco desde el otro lado del cristal.

Las luces de la pista brillaban intensas mientras los aviones despegaban y aterrizaban, la combinación del anochecer con las luces hacia que la emoción de la despedida se intensificara en su interior.

Volvió a pensar en esa llamada de Dorian, la que habia empezado y terminado abruptamente, sus dedos acariciaban el borde del teléfono, pero su ánimo estaba lejos de estar tranquilo.

Dorian siempre sabía cómo afectarla.

Queria devolverle la llamada, preguntarle qué pasaba, pero recordó el abrazo y las palabras que le dijo antes de despedirse, además de la manera resuelta en que se marchó. Finalmente, bajó la mano y volvió la vista hacia las luces que parpadeaban en la lejania.

El malestar en su estómago no disminuia a pesar de su indiferencia, sino que parecía empeorar.

Se enfrentaba a más de diez horas de vuelo y le preocupaba que su condición empeorara. Instintivamente presionó su pecho, debatiéndose si comprar medicina.

Rafael levantó la vista hacia ella: “¿Te sientes mal?”

Negó con la cabeza ligeramente: “No es nada.”

Entonces vio la farmacia no muy lejos y se detuvo.

Rafael notó su vacilación: ¿No te encuentras bien?”

Amelia se sintió un poco avergonzada: “Uh, creo que no dormí bien anoche y hoy apenas comi algo. Mi estómago está reaccionando un poco.

El hombre frunció el ceño: “¿Reacción estomacal?”

respondiera a su pregunta, un repentino mareo invadió a Amelia y sin poder contenerse, se llevó la mano

guardó su teléfono y se puso de pie: “Vamos a comprar algo para eso,

Amelia asintió.

junto a un restaurante cuyo aroma a comida se mezclaba con un penetrante olor a frituras, irritando

a la nariz para bloquear el olor y le pidió al farmacéutico que le diera

farmacéutico preguntó

cabeza: “No, solo náuseas

¿Cuánto tiempo ha estado

esta mañana,

Y cuánto ha durado”

al levantarme, pero mejoró después del desayuno. No sé

su mente y sus ojos se

recién preparado y el fuerte olor marino hizo quel las nauseas volvieran con más fuerza Amelia se giro instintivamente

no respondio, solo miro hacia arriba, con el rostro pálido y una expresión

Rafael en su hombro se detuvo y

su cabeza hacia él y forzo una

escena desde la distancia, su

de Amelia parecía formar un abrazo reconfortante y ambiguo. Desde su posición, podia ver la suave sonrisa que Amelia

veria a Amelia apoyada tan cariñosamente en otro hombre, ofreciendole su sonrisa más tierna. Esa imagen le

por qué

de saber que ese hombre estaba

no había necesidad de un

y el respetaba

cabeza impasible, sin un ápice de remordimiento

a Rafael y se giró, su mirada barria accidentalmente a través del cristal de la ventana y la silueta familiar que reflejaba le hizo detenerse, indecisa de girarse de

bullia detras de ella. pero la conocida estatura

hacia el dependiente de

Rafael la miro atónito

a Amelia con sorpresa, pero aun asi sacó una prueba

Amelia fue al baño.

resultado, sus pensamientos eran vacios,

desconcertante que

solo estaba desorientada, nerviosa, sin

era un vacio

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