Mi Frío Exmarido

Capítulo 49

Capítulo 49

Ella lo miraba sin entender.

Dorian también la estaba mirando, sus ojos oscuros estaban eran y serenos.

Amelia se dio cuenta de que él se refería a Rafael.

“No lo sé”, dijo. No había tenido más contacto con Rafael, tampoco habían sido pareja, así que no sabía si él cumplía con sus expectativas de amor.

Pero para Dorian, esa respuesta adquirió un significado diferente.

No saber significaba que había posibilidad de observar y desarrollar algo más.

Él pensaba que Amelia diria “no”, asi como lo hacía cada vez que lo rechazaba a él, si es sí, y no es no, sin ambigüedades.

Pero, evidentemente, aquel hombre significaba algo diferente para Amelia.

Ese reconocimiento incrementó la opresión en el corazón de Dorian.

No dijo nada más, simplemente puso en marcha el motor en silencio.

Amelia le echó una mirada confusa. A pesar de su rostro sereno, las líneas tensas de su perfil delataban la presión que emanaba de el en ese momento.

Dorian no habló más y condujo de vuelta al hotel en silencio.

El coche se detuvo en el estacionamiento subterráneo del hotel.

Cuando el vehiculo se detuvo, él se quitó el cinturón de seguridad, pero no se bajó inmediatamente, sino que se quedó sentado sin moverse.

Amelia lo miró extrañada.

Notando que algo no iba bien con él y sin atreverse a molestarlo, le dijo en voz baja: “Yo voy a subir.”

Mientras hablaba, ya se había quitado el cinturón y estaba girando para abrir la puerta del coche.

mano le tocó por detrás, se posó sobre la de ella

girándose hacia Dorian,

oscuros eran

mano en el respaldo del asiento detrás de su cabeza, luego se

la beso con

oportunidad de reaccionar, su otra mano ya la rodeaba por la cintura, presionándola contra el asiento,

labios ligeramente entreabiertos de Amelia

invasión era incontenible

le habían enseñado a Dorian cómo despertar el

cuando ella no

capa por capa con sus

oportunidad de

y su cuerpo aún recordaba todas las reacciones que el le provocaba, recordaba su dominancia, pero también su ternura, recordaba el latido del corazón que sus besos despertaban; ante la creciente intensidad de

tenía intención de

apoyada en su oreja resbalaba incontrolablemente por su cabello, sosteniendo firmemente su nuca y

las veces, los besos

raro que fueran tan urgentes, demandantes

vez más privado de oxigeno, convertia toda resistencia en una sumisión débil e

se volvieron más tiernos, su lengua acariciaba la de ella con una respiración que

su frente estaba apoyada en la de ella, su nariz tocaba la de ella y en

de Amelia lentamente recuperaba algo de claridad, pero su respiración entrecortada le impedía expresarse, solo podia respirar poco a poco,

sus ojos le dijo con voz baja: “Puedo intentar cambiar todo lo que dijiste que no está bien. Siempre encontraremos la

respirando con dificultad, “has estado muy extraño

pienso que algún día podrías terminar con otro hombre, me molesta. No quiero

en silencio, repitiendo la misma

de confusión cruzar por los oscuros ojos de

el por qué, no sabía si era por

de Amelia, a su aliento y a su compañía. No podía imaginar cómo seria adaptarse a otra mujer,

manera, se resistía a la imagen de Amelia acompañando a otro hombre, especialmente al pensar que un día ella podría estar debajo

hombres sienten una especie de posesividad inexplicable hacia las mujeres con las que han estado, sin importar si pueden mantenerse castos o no,

mirándolo, ¿existe la posibilidad de que solo sea tu posesividad interna haciendo estragos? Después de todo,

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