Mi Frío Exmarido

Capítulo 272

Capítulo 272

Frida le dio una palmadita en el hombro con una sonrisa y le dijo: “Vamos, no te preocupes tanto, confía en que todo está pasando por alguna buena razón”.

Amelia sonrió y asintió ligeramente: “Si”.

Después de acostar a Serena en su cama del segundo piso, Amelia se dio una ducha antes de irse a la cama.

Al apagar las luces, revisó su móvil por costumbre y notó una notificación de WhatsApp de Dorian.

Con curiosidad, lo tomó en sus manos.

El mensaje era breve: “Ya llegué a casa”.

Ella miró fijamente ese mensaje, un poco aturdida.

Cuando estaban casados, sus intercambios por WhatsApp se limitaban a comunicaciones similares:

“Trabajaré hasta tarde, no me esperes.”

“Tengo una cena con clientes, no me esperes para comer.”

Y siempre terminaban con su respuesta de “Está bien”.

Ahora que veía un mensaje parecido, Amelia aún sentía la misma resistencia de aquel tiempo.

Aun así, le respondió con dos palabras: “Está bien.”

Iba a dejar el móvil a un lado cuando recibió otro mensaje rápidamente,

“¿Todavía despierta?” Era de Dorian.

Esa era una conversación que él nunca se habría molestado en tener en el pasado.

Ellos solo se comunicaban para informarse mutuamente.

Ella miró su móvil con una expresión confusa, dudó un momento y luego respondió: “Estaba por dormir.”

Quería preguntarle “¿Y tú por qué no duermes?”, pero después de escribirlo, borró el mensaje, sin mucho interés en extender la conversación.

En el pasado, ella había intentado responder más, preguntándole con cuidado cosas como “¿Otra vez tienes que trabajar hasta tarde?” Pero siempre recibía una explicación fría y racional que en comparación, la hacía sentir un poco inmadura.

En ese entonces, aún estaba profundamente enamorada de Dorian y se sentía insegura con cada pregunta, temiendo parecer demasiado desconsiderada, constantemente estaba preocupada de que Dorian llegara a despreciarla. Por eso, con el tiempo,

dejó de preguntar.

Ya no sentía esa inseguridad, simplemente no veía la necesidad de prolongar la conversación.

Puso su móvil en silencio y lo dejó a un lado, sin prestarle más atención.

Esa noche no durmió bien, con sueños y pesadillas llenos de la cortesía distante de su matrimonio y la actitud despectiva de Eduardo y Cintia.

En medio de la noche, se despertó bañada en sudor frío, sobresaltando a Serena que dormía a su lado.

La pequeña la miró con los ojos somnolientos y preocupada le preguntó: “¿Mamá?”

Ella la abrazó suavemente y la consoló: “No es nada, cariño.”

La niña se volvió a dormir rápidamente con las palabras tranquilizadoras de su madre, pero Amelia no podía volver a conciliar el

sueño.

no tenía

logró dormitar un poco, pero

un

cama y sin tiempo para desayunar, se vistió apresuradamente, agarró su móvil, su bolso y salió corriendo, sin olvidar

esperaba el coche, sacó su móvil para hacer

coche y reconoció a Dorian esperando en

10:21

Se quedo sorprendida.

del coche

un momento,

abría

dudó al mirar

observó: “Amelia, nuestra relación no

entonces seamos amigos,” continuó, “Es completamente normal que los amigos se lleven o traigan

quedó sin

mano en la puerta del coche:

prefieres, podemos quedarnos aquí esperando. Yo

Amelia lo miró fijamente.

ojos oscuros eran serenos, una serenidad que

los labios y,

puerta del copiloto y

el cinturón de seguridad y mientras el carro se alejaba, le

“Come algo.”

una

rostro era

hubiera existido.

“Gracias.”

agradecida

miró de reojo y viendo su rostro

cabeza suavemente: “No, solo

“está bien” y no dijo

habló más, abrió la bolsa del desayuno que le pasó

tiempo de desayunar y

tuvo tiempo de revisar su

WhatsApp, vio el mensaje que Dorian le había enviado

por la mañana pasaré por

2

Amelia sintió una mezcla de emociones

siento, anoche después de responder dejé el teléfono y me dormí, no

respondió suavemente y al verla ocupada con el desayuno, comentó:

un poco avergonzada, asintió suavemente:

y,

“¿Has venido muy temprano?”

de llegar

miró por la ventana del carro y al ver un puesto de desayunos cerca del centro comercial,

cabeza levemente: “No hace falta, aún tengo

le mostró la

miró la bolsa en

de leche y un sandwich estaba

desayuno. No era nada sofisticado,

oficina, no tienes que venir especialmente por mi.” Amelia cerró la bolsa y le dijo suavemente, “Es un desperdicio de tu

derir que

“Lo hablamos mañana.”

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