Mi Frío Exmarido

Capítulo 290

Capítulo 290

Serena tenia el cabello espeso y negro azabache, perfectamente recogido en dos trenzas que se enroscaban alrededor de su cabeza como las coronas de una pequeña princesa de los cuentos de hadas, con un flequillo suave que completaba su encantador look.

Dorian se quedó mirando su cabello absorto, en silencio por un momento, antes de volver a posar su mirada en Serena. La niña estaba tedavia emocionada, contando con sus deditos cuántos muñecos había ganado esa noche.

Tal vez por la intensidad de la mirada de Dorian, ella sintió algo y confundida, giró la cabeza para mirarlo.

“¿Señor?”, dijo con curiosidad cuando vio que Dorian la miraba fijamente, sin comprender del todo el significado de su expresión.

Él le sonrió y observando el botín sobre la silla, le preguntó con voz suave: “¿No crees que ya es hora de volver a casa, Serena?”

Ella recordó el acuerdo que habían hecho de media hora y asintió: “Sí.”

Se dio la vuelta para recoger sus premios.

Pero era pequeña y sus brazos solo podían abrazar a dos de los muñecos.

Miró con una mueca el resto de los muñecos y sin pensar en pedirle ayuda a Marta, miró a Dorian con sus grandes ojos llenos de duda: “Señor, ¿puedes ayudarme a llevarlos a mi casa?”

Dorian la miró y asintió suavemente: “Claro.”

Marta, que había estado jugando con su teléfono, rápidamente guardó el dispositivo al escuchar su conversación y se acercó:

“No te preocupes, señor, yo le ayudaré a llevarlos.”

Intentó adelantarse para recogerlos, pero Dorian ya se había levantado: “Lo haré yo.”

Tomó el más grande de los muñecos y luego se agachó para levantar a Serena en su otro brazo.

Con un muñeco en una mano y abrazando a Dorian con la otra, Serena se mostró especialmente feliz al saber que él

iría a su casa.

“Señor, te voy a contar, mi casa es muy grande, realmente grande.”

Mientras hablaba, no se olvidó de dibujar un gran círculo con sus manos para mostrarle a Dorian lo grande que era.

En su pequeño entendimiento, no tenía muy claro qué tan grande era eso, pero sabía que su casa era mucho más grande que el lugar donde habían vivido en Zúrich, así que para ella, ya era enorme.

Dorian no pudo evitar reírse con su exagerada forma de expresarse: “¿Ah, si?”

Serena, pensando que él dudaba de sus palabras, asintió con seriedad: “Sí, es verdad.”

Al entrar al complejo residencial, Serena no dejó de darle indicaciones a Dorian: “Por aquí, por allá.”

Dorian no había visitado ese lugar muchas veces, pero cada giro y cada camino le eran extrañamente familiares.

Los oscuros ojos de Dorian se tornaron más profundos y sombríos a medida que se acercaban al edificio número 3.

vivía

detuvo en la entrada que Serena había

el ascensor

dirigiendo a Dorian hacia

miró de

en su emoción y seguia asomándose curiosa hacia el

70.52

también los seguía.

Serena se inclinó para pulsar

Dorian, aun cargándola, entró seguido

el botón del piso

ascensor y no mostró

seleccionado.

se detuvo rápidamente en el

su casa, Serena salió

familiaridad:

esta es

echó un vistazo a su casa, que tenía un diseño completamente diferente al del departamento de Amelia en el piso

quien aún estaba emocionada por la visita de Dorian y se inclinaba

y montones de

sonrió

la puerta

puerta tenía una cámara de vigilancia, que parpadeaba suavemente con una

echó un vistazo a la mirilla, pero

la pantalla le recordaba aquel encuentro fortuito en Bariloche con ella y Serena. Después de no obtener resultados revisando las cámaras, había regresado de Bariloche y fue directo a su casa. Entonces, como ahora, se quedó parado frente

era fría y penetrante, como si llevara hielo

mucho más serena, pero esos oscuros ojos todavía eran profundos

sombrío.

no lograba descifrar

y sin decir palabra, apagó la pantalla

no quitaba la vista de la vigilancia y aunque no entendía de qué se trataba, miró con curiosidad y sin poder esperar

“Tía, abre la puerta.”

voy, ya voy, mira que impaciente

sin olvidar, le pellizcó la nariz a Serena en

con la broma, avergonzada, soltó una risita y

forma en que Serena se acurrucaba hizo que Dorian la acariciara suavemente en el hombro para

llaves y abrió la

La puerta se abrió.

pesar de tener una niña en casa, todo estaba en su lugar, los zapatos ordenados en el zapatero, la mesa de café sin

vistazo al salón, que era amplio y ordenado, con una sensación de vida pero sin

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10-54

nada sobre los hábitos

pequeño parque de juegos para niños, con un

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